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Entrevista

Lucas Upstein: "Hay muchos que logramos vender entradas y vivir de la comedia gracias a las redes"

Stand up en vivo, podcast y streaming. Esos son, por ahora, los espacios donde Lucas Upstein despliega su humor.

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Lucas Upstein, comediante, artista del stand up argentino. | L.U.

Gran parte del público de Lucas Upstein conoció su humor irreverente, que coquetea con el absurdo y la sordidez, en las redes sociales. Luego habrá varios que se acercaron por recomendación a sus espectáculos de comedia y ciertamente hay una fracción, que en algún tiempo fue un pequeño grupo y que ahora es una suerte de comunidad que lo conoció por su podcast, cuyo título es menos prometedor que su contenido: No se si esto será gracioso.

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Lucas Upstein y la selfie clásica con el público, al terminar una función. 


Lo cierto es que Upstein está girando con su último espectáculo, Ya no se puede decir todo, además de presentarse en medios de streaming como Blender–donde integra el equipo de Escucho ofertas–, o a través de sus propias redes. Nacido el 11 de enero de 1994, estudió stand up con Luciano Mellera y Fernanda Metilli, e improvisación con el Mosquito Sancinetto, y fue construyendo un estilo personal, en donde a veces parece no haber límites. “No existe el límite en el humor, existen los límites en las personas”, puntualiza Lucas Upstein en diálogo con PERFIL a propósito de ese último tema tan difundido pero poco saldado.

El stand up y su ingreso al circuito comercial.

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—¿Qué es el humor para vos?
—Es una forma de desconectarme de todo y al mismo tiempo de conectarme más que nunca con la realidad. El humor funciona para ambas cosas porque para poder buscar el lado divertido de las cosas, primero que nada tenés que poder analizar, escuchar, ver. Recién ahí podés buscarle lo bonito o lo entretenido a cosas que, desde luego, puede que no lo tengan. Entonces para mí el humor es una forma de escape que me mantiene presente.
—¿Y qué rol sentís que cumple el humor en esta particular coyuntura?
—Siento que es una forma de resistencia a la cotidianeidad y a las cosas. Más viviendo en Argentina donde muchas veces las cosas no son buenas y mucha gente vive consciente de todo lo que está pasando. Y creo que lo que hace el humor es que todo deje de ser una cagada, al menos durante un ratito. Entonces para mí es una forma de hacer todo más soportable.
—¿Hay cosas con las que no se puede hacer humor?
—No, sí me parece que hay gente que no puede hacer humor con ciertas cosas. En otras palabras, no existe el límite en el humor, los límites existen en las personas. Hay cosas con las que yo decido no hacer chistes. Por ejemplo, con el tema de los desaparecidos. Y hay un montón de gente que sí lo hace. Así como yo por ahí hago chistes sobre, no sé, la palabra “cartel”. Y hay gente que puede decir: “A mi mamá se le cayó un cartel encima y desde ese momento siento pánico cada vez que escucho la palabra cartel”. Y es comprensible.

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“No existe el límite en el humor, existen los límites en las personas", dice Lucas Upstein.

—¿Qué fue lo primero que te hizo reír conscientemente?
—La verdad que no lo recuerdo, pero estoy seguro que habrá sido mi vieja. Ella es muy graciosa y sin duda fue alguna cosa que me dijo. Ella tiene un estilo ácido y cuando yo era más chico ejercía bastante de payaso. Con lo que es probable que mi primera risa consciente haya tenido que ver con algo que dijo ella.
—¿Y la última vez que te reíste?
—Fue por algo que dijo mi novia. Mi mamá y mi novia no son la misma persona, vale aclararlo (risas).
—¿Cómo fue tu acercamiento a la comedia?
—Supongo que con VideoMatch: Yayo (Guridi) cantando “Te voy a romper el...”.
—¿Y en cuanto al humor como arte escénica?
—Cuando hice el curso de stand up con Luciano Mellera, en 2013, que me dio las herramientas básicas para subirme a un escenario. Y mis primeros años fueron en sótanos de bares a las dos o tres de la mañana, en el Microcentro, en Palermo, aprendiendo a hacer reír a gente que estaba en un estado etílico importante. Gente que por ahí no era mucha, que muchas veces no me venía a ver a mí, pero había que hacerlos reír. Hacer reír a un público neutral te enseña mucho a hacer reír, en general. Te da herramientas para hacer reír al público que sí te quiere ver. Y te enseña que lo más importante es aprender. Los primeros años son para equivocarse, ser un idiota y aprender.
—¿Cuáles son tus principales influencias?
—Mucho argentino y mucho extranjero. Pienso en (Roberto) Pettinato y en (Fernando) Peña, quienes con mucho carisma, decían cosas con humor. Hablaban de cosas que les pasaban desde un lugar que vos lo podías ver, reírte, opinar como ellos o disentir y seguir adelante. Pero hacían lo que importante para quien los escuchaba: te reías un rato. Y (Diego) Capusotto que transmitía un montón de mensajes con sus videos y con sus sátiras pero que estaba hablando de la sociedad. También Fede Simonetti, Pablo Picotto y Félix Buenaventura. Y afuera con Bill Burr, con Dave Chappelle, con Saturday Night Live, un montón de gente que responde a eso mismo: el humor sirve para decir algo que uno quiere decir. Pero, obviamente, lo más importante siempre es el chiste porque si no hay chiste no es humor, es simplemente una opinión. Y para mí lo más importante a la hora de hacer humor, a la hora de hacer un video, a la hora de hacer un contenido es el humor. No importa si estoy diciendo la cosa más importante del mundo o la cosa más idiota.

Una mirada sobre el humor argentino, por Roberto Moldavsky.

—En los Globos de Oro  que se entregaran hoy domingo 7 de enero, agregaron una terna sobre los especiales de comedia. Evidentemente es un estilo que tiene un peso en la industria norteamericana. ¿Te gusta la comedia de allá? ¿Te marcó de alguna manera?
—Y yo con los especiales de comedia de afuera aprendí mucho, aprendí porque el stand-up en Argentina o los monólogos de humor, si bien existen hace más de treinta años, el género de stand-up  en sí mismo es algo más reciente y que llegó a su apogeo hace algunos pocos años. Y ahora hay muchos que tenemos visibilidad y logramos vender entradas y vivir de la comedia gracias a las redes. Pero en algunos casos, mucha gente va al teatro por primera vez para vernos. Cuando no conocen el género van porque les gustamos, les caemos bien, porque conectan, pero no saben bien qué van a ver. Y yo con los especiales estadounidenses, ingleses y de otros países aprendí que con la comedia se puede decir cosas. No tenés que ir y hacer chistes de gallegos o de “¡Mamá mamá...!”. Podés realmente decir lo que pensás y lo que sentís con humor.
—¿Por qué creés que la gente conecta con vos?
—Creo que en alguna parte conectan con la sinceridad. Les gusta el humor oscuro, y también les gusta el idiota; les gusta lo vulnerable y lo trágico...Y yo soy un poco todo eso y no busco vender algo que no soy. Me gusta lo oscuro, lo idiota, y a veces estoy muy mal, o estoy vulnerable, y eso medio que lo muestro en mi humor, en el podcast, en vivo. Entonces creo que los que me siguen  y consumen lo que hago, lo eligen en cierto punto por esa honestidad en lo que hago.