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“Matías Garfunkel dice lo que quiere para la tribuna”

El nuevo dueño del Grupo 23 ya se reunió con el Gobierno por la pauta y desmintió ser testaferro de Szpolski. Qué dijo de las deudas.

Presente. Su ingreso al mundo de los medios fue sorpresivo. Pero el diario y la radio que compró están de paro por sueldos impagos.
| Marcelo Aballay

Una camioneta Land Rover blanca se detiene en doble fila en la puerta de un bar de Palermo; enseguida baja él seguido de cuatro personas más. De traje clarito y gesto adusto –que luego romperá para la charla–, saluda y se acomoda en una mesa. En la puerta su custodia, a bordo de otra camioneta de la misma marca,  no le saca los ojos de encima. Se trata de Mariano Martínez Rojas, el hombre que saltó a primera plana luego de convertirse en el nuevo dueño de Tiempo Argentino y radio América, los dos medios deficitarios de Grupo Veintitrés de Sergio Szpolski y Matías Garfunkel. Negocio que trascendió se pagó una suma que no supera el millón de dólares, pero con la promesa de “hacerlo funcionar” y “saldar las deudas”. Sin embargo, en ambos medios sus trabajadores llevan 60 días sin cobrar los salarios de diciembre, enero y aguinaldo. Y al cierre de esta edición, no habían sido saldados y el diario dejó de salir por decisión de Rojas, según comunicó la comisión interna.

—¿Cómo conoció a Szpolski?

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—Por un amigo, mientras estaba tomando un whisky en la terraza del Palacio Duhau. Hablando de todo un poco yo siempre buscando cosas nuevas, le pregunté qué había de medios para comprar. Su respuesta fue que no me meta ahí. Y si a mí me decís que no toque cierto timbre yo voy directo ahí. Entonces me señaló a un tipo y me dijo: “Ese es Szpolski, está vendiendo todo”. En pocas palabras, me dijo que estaba de remate. Le pedí que me arme una reunión. Y yo pongo primera y no doy marcha atrás. Aunque me choque contra todo.

—¿Es cierto que lo respalda el kirchnerismo?

—Es totalmente mentira. Tengo amigos, inversores en el exterior que charlando en las vacaciones en México les tiré todo lo que tenía. Y los mismos que el año pasado me decían que no, este año me dijeron que sí. Y aproveché la boleada.

 —¿Por qué no puede contar quiénes son esos capitales extranjeros?

—Es un holding de Miami, uno de los tantos que hacen fondos de inversión y los destinan a determinados negocios y un porcentaje va para países de riesgo: ahí entra Argentina.

—¿Cómo hizo para convencerlos de comprar un medio deficitario?

—Saben que estoy loco, pero que todo lo que les llevé les hizo ganar plata.

—¿No importó que sea un medio kirchnerista?

—No les dije. Pero a ellos no les importa eso. Yo digo: hay esto que está a la venta, que es un grupo compuesto por estos activos, que en realidad ninguno es activo porque todos tienen una deuda millonaria; algunos se pueden reactivar, rearmar todo el pasivo y puede llegar a ser rentable.  Y compran. Ahora tengo algo que ya está hecho, lo tengo que limpiar y sanear.

—¿Cómo es eso de “limpiar” y “sanear”?

—En chiste. Yo les digo a mis amigos que es como si hubiese asumido un gobierno porque entro a mi diario y parece el Ministerio de Acción Social de épocas anteriores, que era un desastre, que íbamos a que nos atienda un tipo como el personaje que hacía Antonio Gasalla y había diez tipos para dos sillas. Yo tengo lo mismo. Un desorden. Tengo X cantidad de gente que va a trabajar, y otra que figura en la nómina. Eso se acabó, ahora es una empresa privada; se terminó el “plan trabajar”. Todos los días encuentro una nueva deuda y cada hora y media tengo un llamado con un problema nuevo.

—¿Cómo hará para que funcionen ambos medios?

—Va a funcionar. Pero no en siete días hábiles cuando viene con un quilombo y un arrastre de seis meses. No soy mago, trato de hacer magia.

—¿Va a pagar los sueldos?

Yo me hago cargo de la deuda, pero tengo un plazo de 90 días para hacerlo efectivo. Me senté el primer día y les dije que comprendía la situación, que lo iba a solucionar y que me ayudaran. Pero no entienden. No cobran hace meses, les pedí unos días para organizar el quilombo que es esto y me hacen un paro. Les pedí que se pongan a trabajar a la firma, no cuando se acredite el pago que se hace por transferencia bancaria y no lo hicieron. Ahora nos presentamos al Ministerio.

— ¿Negoció la pauta publicitaria?

— No. Pero me reuní con el director de la  Afsca, Miguel de Godoy, le pedí apoyo, no económico porque sé cuál es la situación, y que me reactiven la pauta. Me dijeron que sí. Pero como todos sabemos la masa está reducida y la fracción es igual para todos.

—¿Leyó los tuits que publicó Garfunkel, algunos de los cuales lo incluyen ?

—No tengo redes sociales. Así que no estoy al tanto. No tengo tiempo para eso. Para qué voy a escuchar a un tipo que ya sé lo que dice: que él no firmó nada y que no vendió nada.  
Pero yo me senté con su apoderado cuando firmé y estaba todo bien. Vende lo que quiere para la tribuna.     

—¿Sabés que se dice que sos testaferro de Sergio Szpolski?

—Es un chiste. Es un caso más para la tribuna.