Antes de casarse con el hoy mandatario de China, Peng Liyuan se desempeñaba como cantante folclórica del ejército de ese país. Y se hizo conocida por aparecer en la gala de Año Nuevo de la televisión estatal, el programa más visto del año.
Es soprano y comenzó su carrera a los 14 años, cuando ingresó a la universidad de arte de Shandong. Fue una de las primeras 23 personas en recibir el premio de las Artes de China, que está valorado en un millón de yuanes (US$ 159.800). Ella era más popular que él.
Hoy es embajadora de buena voluntad de la Organización Mundial de la Salud para el VIH/sida y la tuberculosis. También es teniente general del Ejército de Liberación Popular. Y su imagen, dicen, impacta positivamente.
Rusia y Estados Unidos son algunos de los países a los que Peng Liyuan acompañó a su marido en calidad de primera dama, algo que no existía en China. Y tuvo un gran éxito. Expertos en imagen aseguran que su elegancia y su contagiosa simpatía le dan un aire renovador al aspecto serio y rígido de los líderes chinos.
De hecho, en su primer viaje con Jinping, de lo único que se habló fue de ella. Viajó a Rusia y, pese a que la agenda del mandatario incluía temas energéticos y geopolíticos, de fundamental trascendencia para el país, los medios sólo hablaron del look de Liyuan.
En esa ocasión, llevaba un traje blanco de seda tradicional que fue analizado al detalle. Además, Peng es reconocida por vestir prendas de fabricación china y no de marcas occidentales, aunque su look no es tradicional. Pero no sólo eso: también acompaña a su marido desde el discurso. “Tiene los pies en la tierra y es un hombre honesto”, dijo a una agencia china