“Disfruten este momento. Nosotros vamos paso a paso”, dijo desde su 1,92 metro. Paso a paso: fueron nueve los que, precisamente, dio al recorrer el arco de un lado a otro, antes de cada penal frente a Holanda. En su cabeza, dicen los que saben, la intuición y el estudio. En sus guantes –lo vimos todos– el talento y un mensaje escrito en un papelito, el de su esposa, Eliana Guercio, con un mensaje directo al corazón: “Te amo”. Allí estuvo este “Chiquito” golpeando los palos con el puño en momentos donde todo un país sufría; y luego, sobre su pecho, festejando el pase a la final, con ese grito de desahogo que conmovió a más de uno.
Romero, fue otro de los jugadores de la Selección que el miércoles pasado se convirtió en estrella. “Qué bien ‘Chiquito’. Sé por todo lo que luchaste y tuviste paciencia para esto. Grande”, le dijo James Rodríguez, la figura de la selección de Colombia.
Nació en Comodoro Rivadavia. Hizo sus primeras armas futbolísticas en Racing, el único club argentino donde jugó y se inició profesionalmente, donde también mostró (en las inferiores) su mote atajapenales. “Tiene mucha intuición, que es una cualidad importante de todo arquero”, dijo Gustavo Piñeyro, su entrenador de aquel entonces. Luego jugó en el Az Alkmaar, de Holanda, el Sampdoria de Italia y el Mónaco de Francia, donde se encuentra actualmente. Para el Mundial, sus padres fueron de los pocos que no viajaron a verlo. De sus tres hermanos, el que se asentó desde comienzos de la competencia fue Diego, basquetbolista del Club Atlético Quilmes de Mar del Plata.
Otro afecto que estuvo cerca fue su esposa. Alejada de los medios, Guercio volvió a ser noticia en el Mundial. Ya lo había sido antes de la hazaña del miércoles pasado, a raíz de los rumores de pelea con las demás mujeres de los jugadores de la Selección. “Me llevo con todas 35 puntos. No sólo me saludo, me abrazo, me beso, me cuidan a las nenas cuando necesito, me ayudan”, aseguró. Entre los trascendidos, decían también, que se había peleado con Antonella Roccuzzo, la mujer de Messi, tildándola, despectivamente, de “negra”. “¿Cómo le voy a decir negra? Primero que es una dulce, súper humilde y hermosa. Ojalá yo fuera así. A la juventud no hay con qué darle”, dijo. “Yo me junto, pero tengo dos nenas; entonces no puedo estar de habitación en habitación. No estoy peleada con nadie, pero alguien me quiere destruir”, agregó al respecto.
Luego del partido frente a Holanda, la ex vedette fue nuevamente protagonista cuando trascendió que el papelito que Romero tenía en su mano al momento de atajar los penales, era de ella. “Cuando nos conocimos al mes se fue a jugar a Beijing y yo le deseé que le vaya bien. El papelito decía que lo amaba por segunda vez y tiene ese deseo de fuerza”, dijo. Así fue