PROTAGONISTAS
ES FINLANDESA Y TIENE 34 AÑOS

Sanna Marin, la primera ministra más joven, cumple un año en el poder

Se crió en una familia “arco iris”, sostenida por planes del Estado. A los 22 se metió en política; hoy es la mujer más poderosa de su país.

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Desafío. Como era de clase baja, Sanna creía que la política era para otros. Hoy dirige su país. | cedoc

En unos días, Sanna Marin celebra su primer año de gobierno como primera ministra de Finlandia. Y en esa celebración del 10 de diciembre se conjugarán varios hitos. Uno de ellos, el que la puso en la mira de su país y fuera de él, que Sanna Marin conformara su gabinete con cuatro ministras mujeres en áreas “sensibles”: Interior, Justicia, Educación y Economía. 

Incluso cuando en septiembre tuvo que reemplazar a esta última –Katri Kulmini–, eligió a otra mujer. El otro es que en este primer año, la ubicaron como una de las ocho líderes mundiales mujeres que mejor manejo de la pandemia tuvieron durante lo que fue, sobre todo en Europa, la primera ola de coronavirus. “No creo que sea una cuestión de género; hay países liderados por hombres a los que también les fue bien. Sí deberíamos centrarnos más en lo que han aprendido los países que lo han hecho bien”, contestó Sanna Marin en un reportaje con la BBC sobre ese punto. “Y una de las cosas que aprendimos en Finlandia es cuán importante es escuchar a los científicos para utilizar todo el conocimiento existente; también tomar decisiones audaces en situaciones de incertidumbre”.

Un equipo de mujeres. En la cuestión de género en la política, Finlandia se adelantó un poco en relación con el atraso del resto de sus pares. En muchos sentidos, ya se había preparado el escenario para tal coalición. En 1906, fue el primer país del mundo que dio a las mujeres el derecho de voto y parlamentario; recién en 1918 otras naciones occidentales replicaron esto. Y en 1907, ingresan al Parlamento 19 mujeres. Igualmente no fue hasta 2000 que Finlandia tuvo a su primera presidenta, Tarja Halonen; y en 2003, una primera ministra, Anneli Jaatteenmaki. 

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De todas formas, la igualdad a la que aspira el mundo, también en Finlandia, sigue siendo un camino en construcción continua. Y la vida de Sanna Marin hasta convertirse en la tercera mujer primera ministra de su país y en la más joven de su historia democrática es un ejemplo de eso. Y ese “logro Guinness” lo completó con un gobierno de coalición con Li Andersson (32), de Alianza Derecha; Maria Ohisalo (34), de la Liga Verde; Anna-Maya Henriksson (55), Partido Popular Sueco de Finlandia; y Katri Kulmini (32), del Partido del Centro, luego reemplazada por Annika Saarikko (37), del mismo partido.

Con mamá y su novia. De adolescente, Sanna Marin no pensaba que podría ocupar un espacio en la política, ni siquiera que tuviera oportunidad alguna dado su nivel social. Si ella nació en Helsinki, no se crió allí en la capital finlandesa sino en Pirkkala, un pueblo pequeño muy próximo a Tampere, que es la tercera ciudad más grande de Finlandia. En su infancia y adolescencia, se sentía “socialmente invisible”.

El motivo, según relató a Menaiset –una revista finesa–, fue no poder hablar abiertamente de cómo era su familia. Su madre se había criado en un orfanato y cuando se separó de su padre alcohólico, formó pareja con una mujer.  “Ahora, en el siglo XXI, se abrió el debate sobre las familias arco iris. De chica, familias como la mía no éramos reconocidas como verdaderas o iguales a las demás. Ese silencio respecto a la mía fue el más duro. La invisibilidad me generó un sentimiento de incompetencia. Pero reconozco que no me intimidaron mucho ni me sentí ‘bullineada’. De chica siempre fui muy sincera y terca. No me lo hubiera tomado muy bien”, explicó. “Igualmente, como muchos otros finlandeses, mi familia está llena de historias tristes”, escribió en su blog personal en 2016.

A esa situación que hoy es más común en Finlandia y otros países, se sumaba que la madre de Sanna Marin dependía económicamente de “planes sociales”. Por eso a los 15 años trabajó en una panadería, repartía diarios y fue cajera para los gastos de la secundaria y la universidad. Si bien en su país, la educación incluso terciaria es gratuita, el Estado da préstamos para que los estudiantes paguen los gastos que generan el estudio, como ser, mudarse a la capital, pagar alquiler y vivir.

Su década ganada. “No pedí un préstamo de estudios porque no estaba segura de poder devolverlo. Si mi familia hubiera tenido ingresos más elevados, quizá sí lo hubiera hecho”, explicó sobre esa época. En ese escenario, Marin se creía sin posibilidades de hacer carrera política. “Durante mucho tiempo, me parecía algo para gente superior a mí; los políticos y la política eran un mundo completamente diferente al mío”, escribió en su blog. 

Pero en cinco años, su vida dio un giro radical: fue la primera de su familia en terminar el secundario y la universidad; se graduó con un máster en Ciencias de la Administración. Y la política ingresó a su vida. A los 20 años comenzó a militar en el Partido Socialdemócrata (SDP) mientras estaba en la facultad. En 2007, fue candidata municipal de Tampere; tenía 22 años. Perdió, pero en 2012 sí se convirtió en concejal, luego presidenta del concejo municipal. La popularidad la habilitó a competir a nivel nacional: en 2014 fue vicepresidenta  del SDP; en 2015, diputada, en presidenta interina del partido, y en líder de la oposición. 

Del interinato a la titularidad del partido pasaron casi cuatro años de carrera y gestión, hasta su consagración como primera ministra en diciembre de 2019. Debut en el cargo, pandemia, manejo de crisis y ahora segunda ola. Y en agosto último –época de vacaciones en toda Europa– concretó otra posta personal: formalizó ante la ley su larga relación con Markus Raikkonen, su pareja y el padre de su hija de 2 años, Emma Amalia.

 

Identikit

◆ Sanna Marin tiene 34 años y habla de su “familia arco iris”, porque se crió con su mamá y su pareja, que también es mujer.

◆ Si bien en Finlandia la educación es gratuita, el Estado da créditos para los gastos que genera a los jóvenes, sobre todo al asistir a la universidad. Para no pedir uno, Sanna trabajó en una panadería y fue cajera.

◆ Como armó un gabinete con mujeres, ella y sus ministras fueron objeto de memes machistas en las redes.