La serie “Halston” que lanzó Netflix reposicionó la figura de este diseñador norteamericano muerto en 1990. Un creativo que ubican como quien le dio modernidad y un estilo propio a la moda “made in USA”. La casa del Upper East neoyorquino donde Halston vivió entre 1974 y 1989, está presente en casi toda la serie. Y Tom Ford sería quien pagó 18 millones de dólares por esa propiedad de cuatro pisos y 7500 metros cuadrados.
Como sucedió con el diseñador, la serie le devolvió también el sello de “icónica”. No sólo porque era Halston sino porque para su remodelación él eligió a Paul Rundolph, un arquitecto que fue decano del arquitectura de la Universidad de Yale. A eso se suma que antes de morir, Halston le vendió esa casa a dos personajes muy famosos y millonarios: Gunter Sachs, un playboy que fue marido de Brigitte Bardot, y Gianni Agnelli, también playboy y dueño de Fiat. Años después, el empresario vende su parte a Sachs.
Hasta llegar a manos de Tom Ford, la “101” como la bautizó Halston, estuvo varios años a la venta. En sus 7500 metros cuadrados se distribuyen amplio living con techos de 9 metros de alto, cuatro habitaciones, cinco baños, ascensor, garage, terraza y un jardín. La casa la ubican como un ejemplo del “brutalismo”, un estilo que define a varias de las obras del arquitecto Paul Rundolph. En 2015, la casa se puso a la venta por 38 millones de dólares, después por 24 millones de dólares, y finalmente, se vendió a 18 millones de dólares. Engel & Völkers, la empresa que tenía la propiedad en su menú, explicó que el comprador “además de querer mantener el anonimato, estaba cautivado por la rica historia cultural de la casa y por su arquitectura”.
El anonimato del nuevo dueño de la casa de Halston puso muchos de los medios especializados en una búsqueda del tesoro. Y la mayoría coincidió en que Tom Ford fue quien pagó los 18 millones de dólares. Con el suceso de la serie, las búsquedas sobre Halston y su universo explotaron; también sobre su casa y su dueño. Como a fines de 2019 cuando se hizo la venta, Ford sigue en silencio sobre el asunto. Para la serie, Netflix no pudo usar la propiedad verdadera de Halston. Por eso, reconstruyeron ese escenario en una casa en Red Hook, Brooklyn. Como dijo Mark Ricker, el encargado de esa escenografía: “La casa de Halston representaba todo sobre él en términos de estilo, glamour, sofisticación, minimalismo y sexo”.