Desde que Argentina, 1985 se estrenó en el país el 28 de septiembre último, unos 687.778 espectadores la vieron en cines, y se ubica por encima de la segunda más vista a una distancia de más de 460 mil espectadores. Esto grafica un fenómeno de público que hace un tiempo no se da con un filme de producción nacional, y además otro de carácter social. Esto es, padres o madres asisten con adolescentes como parte de un plan conjunto que habilita a la salida del cine, poner en la charla familiar un tema que –sobre en los últimos años– actores políticos se encargaron de mancillar y de quitar el valor histórico –local e internacional– que el juicio a las juntas militares tiene.
Para aquellos que pregonan el olvido en medios, redes, y vía trolls, el suceso de Argentina, 1985 denota que nunca está de más revisitar el pasado reciente.
Debut 2022. Delante de la cámara de su director Santiago Mitre hay actores reconocibles como, por ejemplo, Ricardo Darín, Peter Lanzani y Alejandra Fletchner. Pero detrás y sobre todo en la producción, también. Allí están, entre otros, Chino Darín, quien con su padre son coproductores; a Axel Kutchevatzky, y Victoria Alonso, la argentina que desde 2006 se consagró como una de las mujeres más poderosas de Hollywood al convertirse en presidenta de producción de Marvel.
"El artista crea, y parte de nuestra rabia es crear", dijo Alonso en la premiere del filme
Hasta que ella no apareció con el elenco en la premiere mundial de Argentina, 1985 en el Festival de Venecia, las cámaras estaban direccionadas solamente sobre el director y el elenco. Pero en la conferencia de prensa sus palabras no pasaron inadvertidas. Para ella, esta es la primera película que coproduce a título estrictamente personal, fuera de la órbita de Marvel. Y hay un motivo también personal para haberse sumado al grupo. “El artista crea, y parte de nuestra rabia es crear”, dijo con voz muy suave Alonso ante la prensa extranjera. “Para nosotros, haber estado ahí (en la dictadura), yo a los 19 años, es algo que no se olvida lo que vivimos, de la manera que lo vivimos cada uno de este equipo. Es parte de nuestro ADN, lo podemos reprimir, lo podemos olvidar, podemos no querer verlo, pero es quienes somos. La violencia que vivimos no se va nunca. Y respecto de la muerte (de esos años), no se la puede romantizar… Una cosa es la violencia psicológica que todos vivimos porque es parte de la represión (de esa época), pero la muerte es un hecho: treinta mil personas que murieron es un hecho, los tres millones de personas que se fueron al exilio es un hecho. Esa es nuestra bandera también, no solo la celeste y blanca. Entonces en esta fragilidad de la democracia universal, Argentina 1985 ha llegado en el mejor momento. (...) El arte en cierta manera tiene responsabilidad. Y la nuestra ha sido mostrar a nuestros hijos de la mejor manera posible, con algunos cambios acá o allá, un momento de nuestra vida, de un genocidio, de una violencia salvaje que es muy diferente de otra violencia: el salvajismo que fue la dictadura militar. La rabia existe”.
“Argentina, 1985” y el "ecumenismo de los derechos humanos”
Didáctica. Victoria Alonso nació en La Plata, donde la dictadura cívico-militar ejerció una violencia extrema, sobre todo con jóvenes de la misma edad que ella tenía en ese momento. De esa época es amiga de Alejo García Pintos, uno de los protagonistas de la película La noche de los lápices, crónica del secuestro y asesinato de adolescentes platenses que luchaban por el boleto estudiantil.
Con él, Victoria Alonso participó de una función especial de Argentina 1985 que se hizo en Palermo con organismos de derechos humanos. Tras la proyección dijo: “He logrado tanto premio como exista, pero mi sueño era hacer esto (Argentina, 1985). Y también como un legado para nuestros hijos (ella tiene una hija), mostrarle un capítulo de nuestra historia que quizá no lo quieren mostrar de esta manera. El ser cineasta nos da una capacidad de crear la memoria para que todas las generaciones la puedan ver y para que nunca neguemos que nuestra celeste y blanca tiene un charco de sangre”.
Mariano Llinás no aprueba que el filme se de en escuelas
Pierre Froidevaux
Mariano Llinás es coguionista de Argentina 1985 junto con Santiago Mitre, director del filme. Con él, Llinás ya había colaborado en El estudiante, La patota, La cordillera y Pequeña flor. Consultado por PERFIL sobre la existencia de de proyectos para que Argentina 1985 se proyecte en las escuelas, dice a título estrictamente personal (remarca) que “eso me genera perplejidad y estupor, me deja estupefacto. Si la película llegó al punto que llegó tiene que ver con una capacidad de generar emoción, incluso de generar algún tipo de conmoción en los espectadores, de tocarlos en alguna fibra que no sé cuál es, pero que evidentemente sucedió, y eso me enorgullece enormemente. De ahí a convertirlo en un objeto oficial, monumental y marmóreo que tenga que ser incluido en la currícula de las escuelas, en lo que a mí respecta me parece lo más parecido a una pesadilla en relación con algo en lo que yo haya trabajado. Creo que ninguna película merece que se la convierta en material obligatorio para las escuelas”.
El pasado martes, la Cámara alta de Mendoza aprobó por unanimidad el proyecto del oficialismo provincial para proyectar Argentina 1985 en todos los colegios secundarios. “Creo que las películas sirven para otras cosas, no para enseñar el tipo de cosas que se enseñan en las escuelas; sí sirven para aprendizajes laterales, en todo caso. Condenar a una película a formar parte de un aparato de aprendizaje y limitarla a un fin didáctico creo que es exprimir cualquier capacidad de emoción que la película puede suscitar. Es agobiarla y ahogarla en cualquier capacidad de transmitir algo que no sea un mensaje cristalizado.”