En una escenario de personajes mediáticos que no consiguen construir una estrategia sostenible en el tiempo, Wanda Nara es la única que entendió a la perfección como alimentar a los medios para seguir vigente y vender lo que a ella le interese en cada momento.Desde la virginidad publicitada y poco creíble de sus comienzos hasta este presente, su recorrido puede ser objeto de estudio en escuelas de marketing como ya son las carreras de personajes como Madonna, Taylor Swift o Harry Styles a quienes en algunas universidades se los analiza por su “construcción de marca”.
Telaraña. Sin duda, Wanda Nara no hace sus posteos e durante una noche de insomnio ni movida por un impulso pasional. Es del grupo de influencers premium que pueden decir que tienen millones de seguidores y un número de interacciones que elevan la cotización de sus posteos. Ahora, en esa telaraña mediática y comercial que teje y desteje a su conveniencia, es L-Gante quien está enredado. Hasta puede decirse que el líder carismático de la cumbia 420 es Wanda Nara, lo que Rusherking es a China Suárez. Aunque a éstos últimos los une el amor en varios planos, la creación musical incluida. Con L-Gante, la ¿ex de Mauro Icardi? dosificó a la perfección qué dar para que los medios no tuvieran que gastar siquiera en móviles para llenar minutos de aire o para escribir textos fáciles para el goloso algoritmo digital. ¿Alguien cree que Wanda Nara puede tener algo más serio que una relación comercial con una persona que puso dos inodoros en un baño para compartir ese momento íntimo con otra persona? Cuando cumpla su cometido, Wanda Nara tejerá una nueva telaraña con un entramado diferente y una nueva presa dentro.