El 20 de mayo del 2000, Natalia Fraticelli de 15 años apareció muerta en su cama, tenía una bolsa de nylon en la cabeza, y en su cuerpo se encontró una alta dosis de psicofármacos. La joven padecía epilepsia y un retraso madurativo, y vivía en su casa del la ciudad de Rufino, Santa Fe, junto a su padre, Carlos Fraticelli, por entonces juez de Instrucción Penal de la provincia, y su madre, Graciela Dieser.
El 14 de mayo del 2002, Fraticelli y Dieser fueron declarados coautores de homicidio doblemente calificado en perjuicio de su hija y condenados a cadena perpetua.
Tanto Fraticelli como Dieser fueron condenados con la privación de la libertad; él permaneció detenido cinco años, nueve meses y 25 días; ella, seis años, cuateses y nueve días; ambos recuperaron la libertad en octubre de 2006.
Es que el entonces abogado de Dieser, Héctor Superti, ideó una estrategia para llegar a la Corte Suprema y tuvo éxito: en 2006, ésta ordenó revisar la sentencia al evaluar que pudo existir "parcialidad" y "prejuzgamiento". Fue porque dos jueces habían intervenido en dos momentos distintos del proceso.
En ese contexto, la Corte Suprema de Justicia de la Nación advirtió que en el proceso existieron irregularidades, anuló la sentencia y ordenó que se dicte un nuevo fallo, de manera que la pareja fue liberada de inmediato. Y luego la Cámara Penal de Venado Tuerto intentó cerrar esta historia en la que siempre se contrapusieron dos posturas: la de los peritos oficiales (el crimen por estrangulamiento) y la de la defensa (el suicidio por toma de medicamentos).
Finalmente la Cámara de Venado Tuerto absolvió a la pareja: dos votos de los conjueces afirmaron que Natalia se había quitado la vida, dos sostuvieron la hipótesis del homicidio, aunque sin poder aseverar quién lo había cometido. La pareja obtuvo su libertad condicional.