El burnout o agotamiento parental es un concepto no clínico que describe la situación que atraviesan algunos padres que se encuentran agotados y expuestos a altos niveles de estrés en relación a la crianza de los hijos.
Un informe de la Universidad de Ohio asegura que el 66% de los padres trabajadores cumple con los criterios para encajar en este perfil. Según este análisis, el 68% de las mujeres son más propensas a sufrir agotamiento parental mientras que los hombres lo hacen en un 42%.
Los síntomas más comunes son tristeza, ansiedad, pérdida del placer por la crianza, distancia emocional con los hijos y sensación de frustración. El agotamiento parental no tiene nada que ver con el amor por los hijos pero sí con una sociedad que exige esfuerzos a los padres en todos los ámbitos.
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Por ejemplo, desde las redes sociales se establecen estándares poco realistas. Hay mucha información sobre la crianza y muchos modelos idealizados con los que es difícil identificarse.
El burnout puede tener varios orígenes que varían desde el tipo de familia, la cantidad de hijos y el momento que está atravesando el núcleo familiar. La prevención es la mejor aliada para evitar sufrirlo, detectando lo antes posible los síntomas para atacar al problema.