El tiempo corre en contra para que los equipos de rescate puedan llegar a los desaparecidos. Es el peor desastre climático que jamás haya azotado el sur de Brasil.
Los botes oficiales y de vecinos recorren peligrosamente a la misma altura que los cables eléctricos. Las inundaciones mataron, al momento a 83 personas.
Los desaparecidos rondan los 100. Unos 115.000 habitantes abandonaron sus hogares.
Además de Porto Alegre, cientos de ciudades y pueblos están afectados. Miles se quedaron sin los servicios de agua, electricidad, teléfono e internet.
Son dramáticos los pedidos de suministros para los damnificados porque hay quienes perdieron todo. Se suspendieron los vuelos a Porto Alegre donde el aeropuerto fue devorado por la masa hídrica.
El presidente de Brasil, Lula da Silva, continúa con los sobrevuelos para evaluar la situación.