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COLUMNA

Políticos millonarios, la misma película en una versión cada vez más berreta

Senadores, diputados, funcionarios del gobierno, de la oposición, o son dueños, o son herederos o son militantes testaferros de quien los financia. Al cabo de los años, esos patrimonios siguen creciendo.

Esta mala película de terror se estrenó hace casi 50 años, cuando los protagonistas eran Perón y Cámpora. Cada copia es de peor calidad todavía. Ya le conocemos la cara al monstruo, ya sabemos quiénes son los fantasmas, que escenas asustan, donde dejan un tendal de muertos en vida. Los actores son pésimos.

¿Quién hace el casting de la política? ¿Cómo llegan Sergio Massa, Aníbal Fernández, Alperovich, Diana Conti, Máximo Kirchner, De Mendiguren, el ex diputado del PRO Alfredo Olmedo, el senador, Sergio El Oso Levy, hacer parte de una honorable cámara del Congreso? ¿Cómo llega Scioli a embajador? ¿Felipe Solá a canciller o Juan Cabandié a ser ministro de Ambiente? Cabandié, aquel que pedía un correctivo para una agente de tránsito por hacerle una multa. ¿Nadie revisó los antecedentes del diputado Ameri antes de proponerlo como candidato del peronismo en Salta?. Tenía denuncias de abuso de delitos, de vínculos con mafias del narcotráfico.

En realidad, hacerse esas preguntas es de una ingenuidad manifiesta. Ameri como tantos otros, llegó a ser diputado por sus antecedentes. No a pesar de ellos. La calidad del sistema democrático comenzó a degradarse cuando desaparecieron los partidos políticos que servían como escuelas para formar y seleccionar candidatos en el debate de ideas.

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¿Cómo se llega hoy entonces a ocupar los mejores puestos y cargos públicos? Ya lo explicó en su momento Néstor Kirchner: "Para hacer política se necesita plata". Si se revisan las declaraciones juradas de los legisladores y funcionarios, ahí está la respuesta. La mayoría son millonarios. Un par de ejemplos. Alperovich, el senador ahora suspendido, acusado de abuso por su sobrina, declaró en blanco 1.300 millones de pesos. Máximo Kirchner, del que no se sabe ni se recuerda trabajo anterior alguno, declaró 291 millones con 27 propiedades a su nombre, con casi más casi tres millones de ahorro en dólares.

Senadores, diputados, funcionarios del gobierno, de la oposición, o son dueños, o son herederos o son militantes testaferros de quien los financia. Al cabo de los años, esos patrimonios siguen creciendo.

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¿Tanto se gana en el Estado como para invertir en campos, hoteles, propiedades, tener empresas, ahorros millonarios?. Las fortunas se heredan y se invierten en campañas políticas para aumentarlas, como en el casino. Cuantas más fichas pones, más chances tenés de seguir ganando favores y negocios encubiertos en el discurso del hambre de los que más necesitan, del pueblo, de los trabajadores. Ni siquiera tuvieron el detalle de un gesto solidario durante la pandemia. Rebajarse algo de los buenos sueldos y viáticos que cobran.

Y ahí estamos nosotros, espectadores paralizados en la pesadilla, obligados a ver siempre la misma película en una versión cada vez más berreta.