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Opinión

Coronavirus: la política debe aceptar que no se sabe

Oficialismo y oposición creen poder manejar la situación, pero en realidad lo que se sabe de esta pandemia inédita sigue siendo muy poco. Hasta que haya vacuna, habrá que inocularse entonces el virus de la duda y aceptar los cambios bruscos.

El viernes pasado, el Presidente anunció el retorno a una semi normalidad tras meses de aislamiento para enfrenta la pandemia. Ese día hubo 11.786 nuevos contagios y 371 muertos ¿saben cuando? el 19 de marzo se decretó la cuarentena total, ese día hubo 31 infectados y ningún muerto.

Hay dos motivos obvios por los cuales ahora se decidió retomar cierta normalidad, cuando en marzo, con el 0,26% de los contagios actuales, se había decretado el confinamiento absoluto. Y esos dos motivos son el agotamiento psicológico y la crisis económica.

Aceptar que no se sabe

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Es un reconocimiento de que, ayer y hoy, tanto el virus como la economía provocan víctimas fatales y también es aceptar lo poco que se sabe. Recuerden que al principio nos pedían no usar barbijos y aparecían remedios que se mostraban como solución y al final no lo eran. Al principio, ¿recuerdan?, todos celebraron la decisión de apurar una cuarentena y ahora muchos lo critican.

En marzo se privilegió el combate contra el Covid, a costa de arriesgar la salud económica. Ahora se corre el riesgo de acelerar una segunda ola de contagios. En Europa se había decidido una apertura cuando los contagios prácticamente estaban en cero. En nuestro país, se decidió reabrir las actividades cuando la primera ola está en baja pero todavía hace estragos.

Aceptar que no se sabe

Pero así como en marzo el Presidente y los gobernadores actuaron como una mayoría social esperaba, ahora también responden a las angustias y el hastío que causaron estos ocho meses de encierro.

Al mismo tiempo, opositores que en marzo también acompañaron la cuarentena, son los que desde hace meses critican con dureza el error de haberla implantado tan temprano y ahora celebran la reapertura casi como un triunfo político. Unos y otros hacen que saben, pero en realidad lo que se sabe de esta pandemia inédita sigue siendo muy poco.

Y es que solo al final de esta tragedia se sabrá cuántas víctimas totales habrán provocado las pandemias sanitarias y económicas. Y qué tan bien o mal lo hizo cada país.

Aceptar que no se sabe

Pero cuidado: subestimar ahora el impacto epidemiológico de la reapertura puede ser tan peligroso como haber subestimado antes el impacto de la parálisis económica.

Miren más allá de los aplausos circunstanciales y de las críticas oportunistas, lo cierto es que enfrentamos un evento inédito sin salidas perfectas. Hasta que haya vacuna, habrá que inocularse entonces el virus de la duda. Hacerse más resistentes a la incerteza, estar preparados para los cambios bruscos y acometer el desgarrador y sabio esfuerzo de aceptar que no se sabe.