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Derechos humanos en Venezuela

Ernesto Tenembaum: "Respaldar a Bachelet ante la ONU es un hecho histórico"

El oficialismo al hacer este tipo de cosas queda solo, porque la oposición no reconoce el acierto y genera internas hacía adentro. Por eso hay que destacar ese voto que pone los derechos humanos antes que los intereses y antes que los alineamientos ideológicos.

El martes pasado por la tarde, el gobierno argentino produjo un hecho histórico que no ha sido valorado en su real dimensión. Ese día, el representante argentino en Naciones Unidas hizo un voto de respaldo al informe que había elaborado la comisión presidida por Michelle Bachelet acerca de las violaciones a los derechos humanos en Venezuela. En ese informe, los técnicos que acompañaron a Bachelet constataron y lo reflejaron así una cantidad de violaciones a los derechos humanos realmente estremecedoras. Esto es secuestro, golpizas, desapariciones, asesinatos, torturas, que sufrieron a lo largo de los últimos años miles y miles de venezolanos disidentes.

¿Por qué se trata de un hecho histórico? Porque hasta aquí los gobiernos que se reivindicaban progresistas de América Latina y que se reivindicaban como parte de una tradición de no alineamiento con la política norteamericana, habían reflexionado. Si en Venezuela pasó lo que pasó fue porque aliados de Venezuela como Evo Morales, Néstor Kirchner, Cristina Kirchner, Luis Ignacio Lula da Silva, Rafael Correa, entre otros, no le pusieron límites. Incluso ese pecado arrastró a líderes de la izquierda moderada uruguaya, como Pepe Mujica.

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Entonces, que la Argentina, con el kirchnerismo en la cabeza, especialmente con Alberto Fernández, el canciller Felipe Solá se haya expedido, por lo menos los corre del lugar de encubrimiento y la pone en el lugar de denuncia sin que eso signifique estar aliados con Estados Unidos. Porque, por ejemplo, Argentina fue el lugar que le dio refugio a Evo Morales cuando fue derrocado.

Antes que Argentina, la primera que rompió ese alineamiento, fue Michelle Bachelet cuando elaboró el primer informe. Michelle Bachelet fue una presidenta socialista de Chile y además fue una perseguida por la dictadura de Augusto Pinochet. Antes de ella todos los organismos de derechos humanos respetables del mundo que dijeron lo mismo, en Venezuela hay miles de torturados, de exiliados, de desaparecidos, de asesinados. Y lo dijo Human Rights Watch y lo dijo Amnesty Internacional, que son los mismos o los mismos derechos humanos que denunciaron el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia o la represión que hizo Piñera en Chile el año pasado. O sea, no sólo los mismos hechos humanos digitados por Washington, ni por la política exterior norteamericana. Sin embargo, en América Latina, cuando todo esto se sabía, los líderes progresistas callaban.

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El voto que hizo la Argentina el martes pasado rompió con ese silencio y rompió con esa complicidad. La verdad es que es un voto para celebrar. Sin embargo, un gobierno cuando hace este tipo de cosas queda solo, porque sus partidarios se sienten avergonzados, porque apoyaron mucho tiempo a una dictadura. Y por eso los únicos que hablaron son Hebe de Bonafini, Alicia Castro, Juan Gravois y en contra de lo que hizo el Gobierno, sus opositores no tienen la grandeza de reconocer el viraje.

Por eso, me parece que hay que destacar ese voto, hay que celebrarlo y hay que señalar que está de acuerdo con la mejor tradición de la diplomacia mundial, la que pone los derechos humanos antes que los intereses y antes que los alineamientos ideológicos.