Como sociedad tenemos la obligación y el compromiso de combatir la violencia. Siempre es difícil pero lo es aún más cuando es ante niños y niñas menores de 5 años. Es que allí la problemática radica en el abordaje y la detección del caso.
“Hay indicadores directos e indirectos pero cuando un niño puede expresarse y tiene conductas muy diferentes a las habituales“, dijo María Elena Naddeo, copresidenta de la APDH, quien luego completó: ”Hay que analizar si tienen actitudes demasiado sexuadas y hay que ver los moretones y golpes a pesar de que los chicos suelen caerse cuando juegan”.
“Muchos de los golpes que solemos ver son producto de accidentes pero los pediatras pueden darse cuenta si son golpes frecuentes”, completó la experta. El rol que ofrece el entorno es clave, desde seños del jardín hasta pediatras, vecinos y familiares cercanos. Una vez detectados los rasgos de violencia hay un protocolo a seguir.
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“En el protocolo se indica a donde llamar y el organismo de infancia te da la primera indicación”, aseguró la entrevistada, quien luego aclaró que lo primero que hay que hacer es llamar al SAME para trasladar al niño al hospital para que el equipo de salud haga la revisión necesaria.
Finalmente, el equipo jurídico determinará qué medida de protección tomar. Si se detecta abuso o violencia frecuente, el niño no será devuelto a sus familiares directos.