Las calles de Puerto Príncipe son un cementerio a cielo abierto por el desenfrenado avance de la violencia pandillera que provoca desplazamientos masivos. El sufrimiento es "alarmante", denunciaron desde las Naciones Unidas y se suma la "inestabilidad política estructural".
El "flujo ilícito" de armas es el factor fundamental de desestabilización que castiga al país caribeño.
Mientras el líder pandillero, conocido como Barbacoa, se muestra con sus seguidores. Consideró que la reciente renuncia del primer ministro Ariel Henry es el primer paso para normalizar al país.
Mientras tanto, ciudadanos estadounidenses fueron evacuados en helicópteros y aviones.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud alertó de un posible rebrote de cólera, sumado a la desnutrición crónica y riesgo de hambruna.
