Así quedó parcialmente incendiada la sinagoga atacada por un argelino musulmán en la ciudad de Rouen en la región de Normandía en el norte de Francia. La policía lo mató de cinco tiros cuando exhibía un cuchillo y una barra de hierro. La comunidad judía francesa, la tercera del mundo, se encuentra desde hace varios meses en vilo ante un número creciente de atentados y profanaciones de monumentos.
"Fue un acto antisemita contra un lugar sagrado", dijo el ministro del Interior, Gerald Darmanin.
La solicitud del agresor de permiso de residencia en Francia para recibir tratamiento médico había sido rechazada por las autoridades, comentó el funcionario que felicitó a los policías, bomberos y personal médico actuantes.
En tanto el gobierno galo desplegó fuerzas adicionales para sofocar los disturbios en Nueva Caledonia tras el estado de emergencia, por varias noches de enfrentamientos en su territorio insular del Pacífico que dejaron cinco muertos y cientos de heridos.
Las protestas mayoritariamente indígenas contra un plan francés para imponer nuevas reglas de votación en el archipiélago se convirtieron en la violencia más mortífera desde la década de 1980.
El ministro de Justicia francés abogó por una política penal firme. "No puede haber diálogo con el saqueo, no puede haber diálogo con la violencia", señaló luego de firmar en respuesta a la violencia en Nueva Caledonia.
