Israel fue por más: destruyó la sede de Inteligencia de Hezbollá, mató a 15 combatientes que se refugiaban en un edificio, donde almacenaban armas.
Los bombardeos extendieron sus bastiones en todo Líbano, que obligó a evacuar 25 localidades, pero el movimiento islamista informó que frustró dos funciones de los hebreros que perdieron nueve soldados.
A la par, los sistemas de defensa aéreos hebreos frenaron los proyectiles que llegaban desde los alrededores de Beirut. También seguían los ataques de la fuerza aérea israelí sobre los suburbios, para apoyar a sus batallones.
Francia, Rusia y España, decidieron evacuar a sus con ciudadanos y personal diplomático, ante la gravedad del conflicto. La escalada militar entre Israel, por un lado, e Irán y Hezbollah por el otro, aumentó la presión en toda la región. Después del ataque palestino Hamás, en suelo israelí, que desencadenó una guerra en la Franja de Gaza.
El gobierno de Tel Aviv sigue con sus irrupciones terrestres, en el centro del enclave donde casi 42 mil personas murieron en la guerra, con los militantes palestinos que ya lleva casi un año.