Según la historia más conocida, la tradición de las fallas de Valencia nace a mediados del 1700 cuando los carpinteros de la ciudad quemaban trastos viejos en las puertas de sus talleres en honor al patrón San José para celebrar el fin del invierno.
En el último cuarto de siglo, la celebración ha crecido tanto hasta el punto de convertirse un atractivo turístico internacional que atrae a nada más y nada menos que cinco millones de turistas cada año, logrando el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio Cultural y Material de la Humanidad.
“Las fallas con sociedades que creamos los vecinos, pagando nuestras cuotas y organizando nuestro presupuesto, para luego plantar las fallas y organizar la fiesta que se monta alrededor”, aseguró uno de los falleros valencianos.
“Las fallas son un activo importantísimo no solo para Valencia sino también para toda la comunidad”, aseguró Laura Cano Zamorano, ex presidente de la falla Almirall Cadarso-Comte Altea.
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Las celebraciones comienzan el último domingo de febrero y se extienden hasta el 19 de marzo, Día de San José, fecha en la que las estructuras conocidas como fallas son prendidas fuego dando por finalizada la celebración.