Aleksei Navalny está internado ya desde hace días en Rusia. Tomó un té en un aeropuerto, horas más tarde empezó a sentirse mal. Llegó a Siberia y se internó ahí. Su vocera dice que fue envenenado. Hoy los médicos dijeron que no detectan veneno ni en la orina ni en sangre. Van a trasladarlo a Alemania para que pueda ser tratado y así aplacar un poco los rumores de que el oficialismo, el Gobierno de Vladimir Putin o alguien cercano al poder, lo hubiera tratado de asesinar.
Navalny es uno de los principales disidentes rusos. Hace poco tiempo lo habían visto en una marcha recordando el quinto aniversario de Boris Nemtsov, el Ex Vice Primer Ministro ruso, que había sido asesinado cinco años atrás a medianoche en plena calle. Navalny pedía constantemente justicia por ese caso.
Hay algo que hermana a Navalny con otros críticos del poder de Vladimir Putin que aseguran también haber sido envenenados y que también fueron tratados en Alemania. El caso más claro es el de Vladimir Kara-Murza, un periodista e investigador que constantemente evaluaba casos de corrupción tanto en el primer gobierno de Putin como en el de su sucesor Medvedev. Cercano también a Putin y hoy parte del poder oficialista en Rusia.
Kara Murza estuvo en grave estado durante días y se salvó en Alemania. Él asegura también que fue envenenado, los médicos rusos en ese momento también tenían una posición bastante similar a la de hoy con Navalny, no encontraban veneno en su cuerpo. Finalmente, los médicos alemanes terminaron por salvarle la vida. Hasta el día de hoy dice que trataron de matarlo dos veces.
Algo así también había dicho años atrás la periodista de investigación Anna Politkovskaya. Ella murió en 2006. Años antes denunció violaciones a los derechos humanos y distintos avances de corrupción, obra pública y violaciones graves a los derechos humanos en los enfrentamientos con Chechnya sobre todo de parte de las fuerzas rusas. Anna también aseguró que habían tratado de envenenarla con un té. Ella, según contaba, se dio cuenta de esto y no lo tomó. Lo guardó e hizo analizar y efectivamente más tarde dijo que tenía veneno. En 2006, en el palier de su departamento entró un sicario y la mató de un tiro en la cabeza. Su muerte generó un gran rechazó por la secuencia de crímenes políticos que se daban en esos años en Rusia y que hasta ahora surgen como amenazas con el caso de Navalny.