El presidente Vladimir Putin impuso un alto al fuego desde el mediodía del viernes a pedido de la Iglesia rusa por la Navidad ortodoxa que durará por los próximos tres días. La novedad fue tildada de hipócrita y propagandista por el Gobierno ucraniano, el cual pidió que los rusos abandonen el país.
Se trata de la primera tregua desde el comienzo de la invasión rusa en Ucrania. En este contexto, Rusia llamó a ucrania a tomar una idéntica medida, permitiendo que los ciudadanos que profesan la fe ortodoxa puedan visitar iglesias.
La intención de Putin fue saludada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se mostró reticente porque alegó que es un intento de Moscú para ganar algo de tiempo extra en el campo de batalla.
El anuncio tiene lugar a pocos días de un ataque ucraniano que en la noche de Año Nuevo causó al menos 89 muertos en la localidad de Makíiva, en la región anexada de Donetsk.
En un hecho poco común, el ejército ruso admitió el trágico balance tras el bombardeo contra instalaciones donde había cientos de soldados no profesionales. Moscú, en tanto, informó las primeras amnistías de soldados rusos que aceptaron combatir en Ucrania por seis meses a cambio de su libertad.
