El mercurio es un metal tóxico y, sin embargo, se usa en productos de uso doméstico, como los termómetros, que para colmo se rompen con facilidad y muy frecuentemente. Un hecho que parece intrascendente, pero que implica riesgos para la salud. Por eso, acaba de lanzarse una campaña nacional para que se prohíban en el país el uso de estos termómetros para medir la fiebre, que convoca a sumarse vía internet.
La campaña, lanzada por la ONG Salud sin Daño, asegura que el mercurio es altamente nocivo, no sólo para la salud, sino también para la naturaleza. Y destaca que, si bien se está restringiendo su uso en el mundo, en el país sigue presente en los termómetros, una elemento muy utilizado en los hogares, sobre todo donde hay niños.
Según la ONG, los datos sobre el uso del mercurio son alarmantes. "Sólo durante el año 2006, en el Centro Nacional de Intoxicaciones se recibieron alrededor de 300 consultas por rotura de termómetros. Además, el mercurio que proviene de los hogares y los hospitales se emite al ambiente y contribuye a aumentar la carga global de este metal presente en el planeta y a poner en peligro la salud de la población, especialmente por la ingesta de pescado contaminado", señalan desde la organización. Y agrega: "En la Argentina, solo en 2009 se importaron más de tres millones de termómetros clínicos de mercurio. Esta cantidad de termómetros, rotos, emiten al ambiente alrededor de tres mil kilos de mercurio".
La convocatoria a través de internet invita a la ciudadanía a sumarse a la campaña, dejando allí una firma en la carta que luego llegará por mail a las farmacias, en la que se exponen los argumentos a favor de la salud de las personas y el ambiente y se pide que se dejen de vender los termómetros de mercurio y se ofrezcan alternativas más seguras y de calidad.
La pieza principal de comunicación de la campaña es un video de tres minutos en el que se explican, a través de la interacción entre el relato de una presentadora y la animación, los problemas que causa el mercurio al ambiente, y los riesgos para la salud asociados a la exposición a este metal.
“Salud sin Daño ha pedido al Ministerio de Salud que prohíba los termómetros de mercurio y que se garantice el acceso de todos y todas a alternativas de calidad y más seguras”, expresó Verónica Odriozola, Coordinadora para América Latina de Salud sin Daño.
Según un informe de la ONG, "el mercurio es un metal pesado que se encuentra en la naturaleza" y que, "a temperatura y presión ambiente, es un líquido blanco plateado (mercurio elemental) que se evapora rápidamente". Por eso, "cuando un termómetro se rompe, el mercurio líquido puede en parte, evaporarse en el ambiente y el resto, ir a parar con la basura común y contaminar el agua y el suelo". El informe destaca además: "Si los restos del termómetro roto se tiran por el inodoro, el mercurio termina en los ríos, contaminándolos. Allí hay además, microorganismos capaces de transformar el mercurio elemental en una forma aún más tóxica: el metil mercurio. Este compuesto entra en los cuerpos de los peces, que cuando son consumidos por la población humana, pueden afectar negativamente su salud. De hecho, el metil mercurio en el cuerpo de una mujer embarazada puede atravesar la placenta y dañar al bebé en desarrollo".
En todas sus formas el mercurio "es tóxico para el sistema nervioso central, provoca irritabilidad, temblores, alteración de la vista y la audición y problemas de memoria", indica Salud sin Daño. Y señala que "en el lactante, la exposición puede causar una disminución del coeficiente intelectual y retardo en el desarrollo mental, así como problemas motores". También, dicen, "son susceptibles a sus efectos tóxicos, la piel, los riñones, el corazón y los pulmones".