Si los seres humanos no fuésemos capaces de eliminar la contaminación atmosférica, los niños que nacen ahora tendrían una esperanza de vida 20 meses inferior a la actual. Esta es la principal conclusión del informe Estado Global del Aire 2019 (State of Global Air/2019), un estudio publicado la semana pasada por el Health Effects Institute (entidad independiente con sede en Boston, Estados Unidos) y el Institute for Health Metrics and Evaluation (entidad adscrita a la Universidad de Washington, EE.UU.), en colaboración con la Universidad British Columbia (Canadá).
El informe asegura que un año y ocho meses más de vida es el promedio mundial con el que se beneficiaría la humanidad si el aire fuera más limpio, especialmente en los países en vías de desarrollo, donde se mantiene hasta ahora una esperanza de vida limitada y donde sus habitantes están afectados con la baja calidad del aire derivada de exigencias como el uso de carbón para cocinar. De acuerdo con los datos recavados, en 2017 casi uno de cada diez fallecimientos estuvo relacionado con la contaminación, que figura como causa de muerte comparable con el tabaco, por encima de la malaria y de los accidentes de tránsito.
La contaminación provocada por vehículos e industrias al aire libre, sumada a la contaminación en el interior de los hogares (en gran medida, por los fuegos para cocinar), provocaron que los niños que nacen hoy en el sur de Asia tengan una esperanza de vida 30 meses menor. Para los países del África subsahariana, la caída en la esperanza de vida es de 24 meses; y de 23 para el este de Asia. En los países más ricos, el efecto sobre la esperanza de vida se estima en menos de cinco meses. Robert O'Keefe, vicepresidente del Health Effects Institute, autor del informe, confesó que descubrir "que la vida de los niños se está acortando tanto ha sido realmente sorprendente". "No hay una medida que lo resuelva todo, pero los gobiernos tienen que tomar medidas", acotó.
Alastair Harper, jefe de campañas y programas de ayuda de Unicef en el Reino Unido, había advertido varias veces sobre la amenaza que la contaminación representa para la salud de los niños: "Esto se suma al sombrío panorama del efecto que tiene el aire contaminado sobre la salud de los niños, el grupo más vulnerable de la sociedad. Seguimos sumando pruebas que demuestran una relación entre el aire contaminado y el bajo peso al nacer, la reducción del desarrollo pulmonar y el asma infantil". En opinión del experto, "está claro que un mejor control de los datos sobre contaminación global mejorará la comprensión del problema y de las formas de abordarlo". "El daño a la salud de los niños está ocurriendo", sentenció.
“En 2017, la contaminación atmosférica se situó en la quinta posición en el ranking global de factores de riesgo de muerte; con 5 millones de muertes prematuras y 147 millones de años de esperanza de vida perdidos”, detalla el State of Global Air/2019).
¿Cuáles son los efectos de la contaminación del aire?
Los menores se enfrentan a amenazas bastante puntuales, como retraso en el desarrollo de los pulmones, cuyas consecuencias sentirán toda la vida, pero los adultos de más edad también corren riesgos: casi 9 de cada 10 muertes atribuibles a la contaminación atmosférica se produjeron entre personas mayores de 50 años. Según el informe, considerado como el estudio anual más completo sobre los efectos en la salud de la contaminación atmosférica, la polución es la causa detrás del 41% de las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica, del 20% de las provocadas por diabetes tipo 2, del 19% de las atribuibles a un cáncer de pulmón, del 16% de las causadas por enfermedad cardíaca isquémica y del 11% de las ocurridas tras un accidente cerebrovascular.
Según el informe, en el sur de Asia se registraron los niveles más altos de exposición al PM2.5, un tipo de partículas que puede causar dificultades respiratorias y problemas cardiovasculares. La exposición en India y en Nepal casi multiplica por dos a la de China. Entre los países con los niveles más bajos figuran Estados Unidos, Noruega, Canadá, Suecia y Nueva Zelanda. Las Maldivas, Brunei y Estonia también obtuvieron una buena calificación en esta medida. En términos generales, en todo el mundo se observa esta disparidad de contaminación entre los países menos y más desarrollados. Los países en desarrollo sufren exposiciones a PM2,5 entre cuatro y cinco veces superiores a las de los países más desarrollados.
“Dado que la exposición a la contaminación acorta la esperanza de vida, mejorar la calidad del aire -tanto en el exterior como en el interior de las viviendas- podría ayudar a las personas a vivir más tiempo”, concluye el informe.
El otro problema clave es la contaminación dentro de los hogares, que afecta a 3.600 millones de personas en todo el mundo y representa un "golpe doble" para la salud de los que también sufren altos niveles de contaminación exterior, explicó el diario británico The Guardian. Los combustibles sólidos, como la biomasa que se emplea para cocinar y calentar en el mundo en desarrollo, son la principal fuente de contaminación interior. El informe también encontró que el ozono troposférico sigue siendo un problema grave para los países ricos, donde sale a la atmósfera debido al óxido de nitrógeno y a contaminantes similares que se generan con el tráfico y algunos procesos industriales. Respirar este gas aumenta la probabilidad de morir por una enfermedad respiratoria y puede agravar otros problemas respiratorios, explica el informe.
D.S.