El aislamiento social preventivo y obligatorio ha sido exitoso, pero el desafío ahora es prepararse para una flexibilización de la cuarentena; una segmentación geográfica, ocupacional e incluso por edades. Estas fueron las conclusiones de cuatro infectólogos que forman parte del grupo de expertos que asesoran al presidente Alberto Fernández durante una reunión virtual organizada por la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). Mirta Roses, directora emérita de la Organización Panamericana de la Salud; Pedro Cahn, director científico de la Fundación Huésped; Pablo Bonvehí, jefe de Infectología del Cemic y Omar Sued, presidente de la SADI, intercambiaron ideas sobre la actual situación del coronavirus en Argentina y los próximos pasos a seguir.
“El número de casos confirmados actualmente tiende a mantenerse estable, con brotes localizados como ocurrió en CABA con el ingreso del virus en la Villa 31 o en geriátricos. El número de fallecidos y pacientes en unidades de cuidado intensivo también está estable, lo cual significa que las medidas están siendo efectivas”, sostuvo Roses. “Pero sabemos que es una situación que no se puede seguir extendiendo por su impacto económico, social, psicológico y emocional. ¿Qué es lo que falta para tener una relativa confianza en que la situación se va a mantener estable? El fortalecimiento de la búsqueda activa de casos, el cuidado de las instituciones cerradas y de los asentamientos carenciados y la protección del personal de salud”, agregó.
“Tenemos que prepararnos para la flexibilización, porque no podemos llegar al punto de la explosión social, donde la gente no quiera respetar más este aislamiento social y se largue desesperada, ya sea por la necesidad económica y laboral o por el confinamiento, que tiene un impacto emocional muy importante. Las herramientas de salud pública en este momento y la preparación del país en términos de atención médica, testeo y herramientas informáticas permiten establecer esa segmentación geográfica, ocupacional e incluso por edades, que permita ir reactivando la vida”, opinó Roses.
Por su parte, Pedro Cahn comparó a la Argentina, que tuvo una cuarentena muy temprana, con países que decidieron no implementarla o lo hicieron en forma fragmentada, como es el caso de Brasil. “Argentina tiene 5 muertes por millón de habitantes y Brasil 28 muertos por millón de habitantes, la diferencia muy grande”, sostuvo. “Está claro que la cuarentena ha funcionado, pero coincido en que no puede ser eterna. El haber podido postergar el pico nos dio tiempo para conseguir más equipos de protección personal, para aumentar el número de respiradores, para inaugurar hospitales, para entrenar a los médicos residentes. ¿Va a llegar el pico? Sí, el pico –el día en que se acumulen más casos– va a llegar y después va a bajar, pero la altura del pico aún no la sabemos”.
“El aislamiento va a seguir en todo el país, lo que puede cambiar son sus características por regiones. Tenemos que tener en claro que si se empiezan a abrir algunas actividades hay que hacerlo con ciertos condicionamientos. El talón de Aquiles es el trasporte público, tenemos que tener en claro que si abrimos las actividades y no moderamos el tema del transporte podemos perder muchas de las ventajas que habíamos ganado. El distanciamiento social, el lavado de manos, toser en el pliegue del codo son medidas que deben continuar por bastante tiempo, hasta que tengamos dominada la epidemia”, explicó Cahn.
Por último, Bonvehí también coincidió en que lo que se viene es la flexibilización y la segmentación de la cuarentena. “En esa etapa debemos mantener las medidas que tenemos actualmente, y priorizar la protección de los grupos de riesgo. Creo que es fundamental seguir trabajando en la protección del personal de salud, necesitamos contar con los insumos para tener la protección adecuada. La cuarentena nos ha dado tiempo para eso, pero sigue habiendo problemas de provisión de insumos”.
