Una imponente casona en la esquina de Santa Fe y Laprida, en Rosario, que alojó diversas dependencias públicas y había sido asignada para ser el epicentro del ente de control de la Hidrovía, se encuentra sin movimientos desde diciembre pasado. Tras el cambio de gobierno nacional, el lugar quedó en estado de inactividad y se transformó en un lugar de fácil acceso para los saqueos.
La escalada comenzó con el forzamiento de un portón y se extendió durante varias noches y luego en horas diurnas, Los "intrusos" llegaron al punto de llevarse los inodoros del edifico. Ante este panorama y las reiteradas denuncias, el municipio intervino el lunes a la noche y designó agentes para resguardar la propiedad. El martes procedió a clausurarla hasta que las autoridades nacionales asuman la responsabilidad.
Este edificio de valor patrimonial, construido en 1931 por los arquitectos José Garbino y Leopoldo Scwartzen, albergó a lo largo de los años organismos nacionales como PAMI y el Senasa. Iba a ser destinado para la sede del Ente de Control y Gestión de la Vía Navegable (Ecovina), creado durante el gobierno de Alberto Fernández para supervisar el proceso licitatorio de la Hidrovía Paraná-Paraguay. Pero quedó trunco,
Otro edificio víctima del abandono: la histórica casona de Francisco Beiró
A lo largo de los años, la casona experimentó distintas etapas de abandono. Fue objeto de denuncias por filtraciones y condiciones precarias. Incluso se plantearon propuestas para revitalizar el lugar, como convertirlo en un centro cultural, pero todas quedaron en la nada.
A pesar de haber firmado un convenio en marzo de 2022 para ceder el uso del inmueble al Ecovina, la falta de mantenimiento persistió. En septiembre de 2023, el organismo acordó con la provincia realizar una limpieza interna pero los problemas estructurales, como la falta de funcionamiento de los baños, continuaron.
A principios de noviembre de ese año, luego de que el Ministerio de Infraestructura de la provincia abriera una licitación para hacer obras de limpieza y mantenimiento, la propiedad quedó desocupada porque no hubo oferentes que cumplieran con los requisitos.
La llegada de una nueva administración y la falta de continuidad en las obras de reparación durante la transición gubernamental condujeron a la situación actual. El saqueo de la casona de Laprida 702, que en algún momento estuvo en proceso de ser recuperada, se convirtió en un símbolo de la desidia política.
LT
