La noche del domingo 14 de diciembre de 2025 quedará registrada como un punto de inflexión. Por primera vez, la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinos (APTRA) distinguió exclusivamente a los proyectos nacidos en el universo del streaming, reconociendo a creadores, conductores y plataformas que redefinieron la forma de comunicar. En paralelo, la moda encontró un nuevo espacio de legitimación: menos rígido que la alfombra roja tradicional y más permeable a la experimentación.
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La elección de una alfombra negra no fue un detalle menor. Funcionó como un lienzo neutro que potenció siluetas, texturas y contrastes, y permitió leer cada look como una declaración personal más que como una obediencia al protocolo. En ese marco, convivieron la sastrería clásica, las transparencias, los guiños conceptuales y las apuestas que desafiaron el canon de gala.

Entre las figuras más elegantes de la noche se destacó Gimena Accardi, quien sorprendió con un vestido al cuerpo de largo midi, con entramado en el pecho y una capa que caía suavemente por los laterales, aportando sofisticación y movimiento. El estilismo se completó con botas de caña media acordonadas, un gesto que rompió con la expectativa clásica y reafirmó una estética contemporánea. Llegó acompañada por Seven Kayne, quien también llamó la atención con una camisa con capucha y guantes incluidos, reforzando una narrativa visual de fuerte impronta conceptual.

Otra de las grandes protagonistas fue Juli Poggio, que apostó al impacto con un body color piel estratégicamente bordado de Pucheta Paz, combinado con una voluminosa falda con moño y una extensa cola. El look, teatral y preciso, la volvió a posicionar como una de las figuras más comentadas de la alfombra negra, en una noche donde el glamour se expresó sin timidez.

El costado más político del estilo apareció en Pedro Rosemblat, quien eligió un outfit monocromático y descontracturó el traje con remera y borcegos. El detalle distintivo fue un prendedor con la bandera argentina, un gesto sutil pero elocuente que funcionó como declaración identitaria en una ceremonia atravesada por debates sobre el presente del streaming.

En clave audaz, Evitta Luna se llevó todas las miradas con un minidress blanco de raso y una peluca rosa. Acompañó su estilismo con un clutch en forma de cámara fotográfica y explicó que su look fue un homenaje a la terna “más border”, dejando en claro que la moda también puede operar como comentario y humor.

La alfombra negra también tuvo espacio para la sensualidad elegante. Micaela Vázquez optó por un modelo de raso y encaje que destacó especialmente por su espalda descubierta, logrando un equilibrio entre sofisticación y sensualidad. En la misma línea de reinterpretar lo clásico, Ángela Torres reinventó un vestido gris al sumarle un corset metalizado, coordinando el tono del look con el maquillaje y las uñas para construir una imagen coherente y moderna.

Entre los looks de impronta más tradicional, Yoyi Francella, vestida por Evangelina Bomparola, eligió un vestido negro con bordado de lentejuelas a la altura del escote, acompañado por joyas de oro blanco y brillantes. Una apuesta de elegancia atemporal que dialogó con el espíritu nocturno del evento.

Las duplas también dijeron presente. Marina Calabró y Rolando Barbano apostaron por estilos contrastantes: ella eligió un vestido metalizado en tonos cobre y negro que resaltó su silueta, mientras que él mantuvo su sello personal con blazer de cuero y jeans, logrando una combinación entre elegancia y descontractura.
En su primera edición, los Martín Fierro de Streaming no solo premiaron contenidos. También confirmaron que el streaming construyó su propia estética, una donde la moda dejó de ser accesorio para convertirse en lenguaje. Y en esa alfombra negra, lejos del rojo clásico, quedó claro que el estilo también se streamea.
LV