Llega el domingo y, para muchos, es la perdición. No saben bien qué hacer: es inminente el comienzo de la semana repleta de obligaciones y, aunque parezca remanido, la depresión acecha. Pero para combatirlo, cada vez son más los que deciden sumarse a una tendencia que va en aumento, el “antidomingo”, que además ya tiene sus propios grupos dentro de las redes sociales, que funcionan como guías de actividades y convocan gente de distintas edades.
Se trata de planes descontracturados, alejados de las rutinas domingueras o de los compromisos familiares. En Twitter, el hashtag #antidomingo suele ser trending topic ese día de la semana y, allí, muchos cuentan las estrategias de combate: durante el día, gana el aire libre, fiestas en piletas y hasta clases de meditación; durante la noche, sobre todo después de la caída del sol, seis de la tarde, las opciones son varias: recitales, salir a bailar o ir a tomar algo a algún bar.
“Los domingos me encanta levantarme después del mediodía, comer un asado y salir a la tarde. Si hago un plan familiar, no quiero que me ocupe todo el día”, confiesa Belén López (29), que vive en Castelar. Evaristo Cáceres (30) coincide, ya que también prefiere dejarse la mitad del día libre para después salir con amigos o ver fútbol.
Una de las opciones más exclusivas la ofrece The Clubhouse. Se trata de un club privado que es una residencia de cuatro pisos, que cuenta con un lounge, terraza, dos bares, pileta, jardín y habitaciones para huéspedes.
“Nosotros ofrecemos las pool parties para los domingos de verano para socios del club. En general, vienen entre 70 y 80 personas, desde las 11 de la mañana hasta las 20. Servimos un plato particular para cada domingo y un DJ toca en vivo”, dicen sus organizadores. En el espacio también hay tardes de yoga, cine al aire libre y una barra de tragos que cambia. La inscripción se hace al comienzo de cada mes y hay que pasar una entrevista de admisión.
Para adentro. Pero evitar el desasosiego de los domingos a la tarde también mueve a actividades más introspectivas: dentro de los planes más originales, se puede encontrar clases de meditación especiales en el Centro de Budismo Kadampa Bodhisatva de Córdoba. “Hay muchas teorías sobre los domingos. Algunas personas se deprimen porque ya está por empezar nuevamente la semana, entonces prefieren buscar otras actividades para relajarse”, relata Máximo Fiedler, coordinador espiritual de las actividades educativas del espacio ubicado en pleno centro de la capital provincial.
Para Juan Eduardo Tesone, psicoanalista y miembro de la Psychanalytique de París, esto sucede porque es “cuando llega la hora en la cual se toma conciencia de que se termina el fin de semana y que luego comienza la semana laboral, con la confrontación que esto supone con el mundo áspero de la competencia. Pero también podría ser por la toma de conciencia de que el fin de semana no fue creativo y que no le aportó nada fecundo en su vida, sino el tedio de lo repetitivo”.
“Ansiedad. Tristeza. Alegría. Esa gran sensación de confundir todo con ganas de tomar helado #antidomingo”. Con ese mensaje, una de las marcas de helado más conocida del país se aprovecha del bajón del inicio de semana para ofrecer tentadores menúes.
Lo mismo hacen los bares. El bar NYC, en Palermo, tiene una carta especial ese día. Y el espacio AntiDomingo, en Saavedra, es temático: se trata de un lugar informal de arte, donde presentan libros y hay bandas. “La idea es hacerle la contra al viejo mito de que el domingo a la tarde está en la mente como el más depresivo. Entonces, nosotros ofrecemos un lugar para disfrutar en vez de amargarse”, dice su dueño, Daniel Alós, que asegura haber creado el término que terminaron patentando, y ahora creció y se viralizó en las redes sociales.
Como muestra, hoy hay nuevos eventos #antidomingo: uno es el recital Antidomingo Fest, en el cual la banda de electro rock Bloodparade presenta un disco en Uniclub, en el barrio de Palermo. Y el otro lo organiza Radio Modular, como parte de un plan #antiferiado, hoy a las 19 en los jardines de Casa Catedral, en San Isidro.
Un síndrome común
Aunque sea habitual que los domingos a la tarde se conviertan en un momento de malestar para mucha gente, no necesariamente debería tener causas comunes. La “depresión del comienzo de la semana”, según la denomina la literatura psicológica, se agudiza además en regiones del mundo donde las condiciones climáticas obligan más a quedarse dentro de casa.
“Algunos piensan que se trata de la inminencia de la rutina laboral del lunes. Para otros, es el momento en que uno se encuentra consigo mismo, eventualmente solo, una vez terminada la distensión que implica el fin de semana, y eso puede ser causa de malestar. En ese sentido, buscar actividades que distraigan puede ser eficaz”, dice el psicoanalista Fainstein. “Aunque, en algún momento, pueden resultar estériles para evitar el malestar si éste obedece a causas personales más profundas”, agrega.