La decisión de orientar el CBC hacia la educación a distancia y la digitalización de contenidos es –hasta donde alcanza mi memoria– la mayor innovación y la más positiva, entre las distintas medidas tomadas desde su creación. Parte del atraso cultural de nuestro país se manifiesta en la escasa conciencia existente acerca de la naturaleza de la sociedad en la que estamos viviendo. La sociedad global parece un entorno lejano o ajeno. Y su contracara, el efecto sobre la construcción de las identidades locales, un enigma.
Las universidades en general y la UBA en particular configuran los espacios privilegiados para estas discusiones e innovaciones. La educación superior en su nivel terciario debe prepararse para fortalecer su carácter masivo y asegurar simultáneamente su calidad y adecuación a la era de la información. Si la alfabetización masiva fue una condición para la expansión de la sociedad industrial, la alfabetización digital a gran escala es una condición de la nueva sociedad emergente.
Si la democracia política reclamaba niveles de educación creciente, la democracia en la era de la información requiere un incremento de las capacidades de abstracción y manipulación simbólica, de ampliación del horizonte espacial territorial e intelectual.
A 30 años de la creación del CBC y del programa UBA XXI, convertir dos paralelas en una recta atestigua el acierto del camino elegido.
*Profesor de la Universidad Nacional de Córdoba.