La fiscal que investiga la desaparición de la maestra Beatriz Argañaraz, quien fue vista por última vez el 31 de julio pasado en la ciudad de Tucumán, solicitó la elevación a juicio del caso, en el que están detenidas dos ex religiosas.
La fiscal Adriana Giannoni pidió al juez de Instrucción Alfonso Zotoli que disponga el juicio oral para Nélida Fernández y Susana Acosta, actualmente con prisión preventiva, bajo los cargos de homicidio agravado con enseñamiento y alevosía, según confirmó a Télam el abogado de la familia Argañaraz, Leonardo Coria.
Si el juez hiciera lugar al requerimiento de la fiscal, el expediente sería girado a la Cámara Penal, para que se sortee la sala encargada de celebrar las audiencias de debate oral.
De todas formas, aún queda la posibilidad de que la defensa apele una eventual resolución del juez en favor de la realización del juicio oral.
Si bien desde hace un tiempo Giannoni tenía decidido pedir la elevación a juicio, los restos óseos encontrados durante el último mes en diferentes puntos de la capital tucumana demoraron la resolución, porque la fiscal ordenó las pericias correspondientes a fin de determinar si pertenecían a Argañaraz.
Las pruebas de laboratorio descartaron que los restos óseos descubiertos el miércoles pasado en un descampado de la capital tucumana, pertenezcan a la docente desaparecida, según confirmaron fuentes judiciales.
Las únicas detenidas por la desaparición de Argañaraz, Acosta y Fernández, son ex novicias que estaban ligadas a la misma congregación religiosa (los franciscanos) en la que prestaba servicios la docente.
Una de las hipótesis de la fiscal es de una diferencia laboral entre las imputadas y Argañaraz, que estaba por ser designada directora del colegio Padre Roque Correa, en el que Acosta era secretaria y con cuya área de pastoral había colaborado Fernández años atrás.
Argañaraz tenía domicilio en El Manantial (localidad ubicada en la periferia de la capital) y el 31 de julio, poco después de las 6, salió de su casa, para tomar un ómnibus de la línea 103, en el que va todos los días a su trabajo, pero no llegó a destino.
Algunos testigos aseguran que la docente tomó el colectivo de la línea 103 y se bajó en la esquina de La Madrid y Alem, de la capital tucumana, donde habría subido a un auto blanco, aunque se desconoce si era un remis o un vehículo particular.