Desde los primeros días de la pandemia de coronavirus, diversos campos científicos se lanzaron a buscar respuestas para frenar el virus de la forma más efectiva posible. Una de las opciones más atractivas para este combate es la prevención de una de las dos formas de contagio reconocidas: la destrucción del virus que se encuentra en las gotitas procedentes de la nariz y la boca y que salen despedidas cuando un infectado tose, estornuda o habla. Esas partículas acuosas que contienen partículas virales contaminan paredes, manijas, picaportes, mesas u otros objetos. Para cortar ese camino se han desarrollado diversos nanocompuestos que pueden aplicarse en forma de spray o –directamente– colocarse como aditivo en la formulación de una pintura o recubrimiento.
“Hay muchos nanomateriales que interactúan –en forma física– sobre diversos microorganismos, como virus y bacterias, rompiendo su ‘capa’ contenedora exterior y destruyéndolos. Por ejemplo, las nanopartículas de plata, que liberan iones capaces de degradar la cápside protectora de un virus”, le explicó a PERFIL el doctor Galo Soler Illia, investigador del Conicet y decano del Instituto de Nanosistemas de la Universidad de San Martín.
Según este experto, esos nanocompuestos son invisibles y –aun en baja concentración– logran degradar los virus que “tocan”. “Esa alta efectividad destructora la logran pese a su baja concentración, lo que los convierte en productos no tóxicos para las personas. Por eso son una herramienta ideal para ser aplicados por medio de un equipo fumigador o –incluso– se lo puede incluir en la formulación de una pintura o en una cera de limpieza”.
Soler Illia y un grupo de colegas desarrollaron esta tecnología innovadora y la transfirieron a la compañía Hybridon, que funciona asociada a la Universidad de San Martín. Y el experto contó que están terminando la certificación de su nanorecubrimiento: “Ya lo hemos ensayado en quirófanos y comprobamos que las partes tratadas con nuestro compuesto quedaron estériles por lapsos de entre 24 a 48 horas. Además, se puede diluir dentro de un líquido o cera lo que simplifica la aplicación”.
Si bien originalmente este recubrimiento con nanopartículas fue diseñado para combatir las infecciones bacterianas intrahospitalarias, sus usos posibles actuales se ampliaron. “En las pruebas in vitro, demostró una efectividad del 99,999% para destruir diversos géneros bacterianos al evaluar un tiempo de 24 horas de contacto. También se validó su efecto antifúngico. La última validación realizada fue de actividad antiviral. Y constatamos que era capaz de eliminar virus del tipo “coronavirus”, resumió Mara Alderete, biotecnóloga y responsable del área de proyectos tecnológicos en la Unsam. Actualmente la fórmula está bajo análisis de la Anmat en busca de su autorización para ser empleado en espacios médicos como quirófanos.
Aplicaciones
Este desarrollo no es el único y en el mercado ya hay otros productos con nanopartículas desinfectantes. “Al principio de la pandemia pensamos en desarrollar una pintura, del tipo látex, que tuviera un aditivo capaz de destruir diversos tipos de virus y bacterias por simple contacto y en el largo plazo. Y encontramos que había un desarrollo tecnológico hecho por profesionales del INTI que tenían un producto de ese tipo, hecho en base a nanopartículas de plata que le suman a la pintura características antibacterianas y antifungicidas”, le contó a PERFIL Guillermo Tarquini, socio fundador de Molinos Tarquini, la compañía que puso a punto esta idea. “Pero a principios de 2020 no se sabía si –además– poseía efectos antivirales. Así que lo hicimos analizar por profesionales del INTA. Y comprobaron que también sumaba propiedades contra los virus”.
En concreto determinaron que una superficie tratada con este recubrimiento permite que –en un par de horas– ya no haya trazas destacables de virus sobre una superficie. También analizaron su degradación y calcularon que estas pinturas “desinfectantes” pueden durar alrededor de 8 años. Claramente estas nuevas ideas apoyadas en la nanotecnología contribuirán a a afrontar mejor esta, y seguramente también, las próximas pandemias.