¿Por qué suena siempre la misma música en los casamientos? Todavía hoy, en casi cualquier boda, los novios que dan el “sí” se retiran del templo felices, del brazo y dispuestos a comer perdices, mientras saludan a sus invitados al son de la Marcha Nupcial de Felix Mendelssohn.
¿Por qué una marcha triunfal épica del lejano siglo XIX se terminó convirtiendo en la melodía nupcial más elegida del mundo?
Hay una única respuesta: porque fue la banda de sonido que acompañó con sus pentagramas sajones el casamiento de Victoria Adelaide Mary Louisa, la hija mayor de la reina Victoria, la famosa reina Victoria de Inglaterra.
La Marcha Nupcial
Victoria, la novia que se casó al compás de Mendelssohn, no llegó a reina, pero sí fue Emperatriz consorte de Alemania al menos 99 días, cuando su esposo, Federico III, que soñó con llegar al trono toda su vida, sólo lo logró en 1888 y por poco tiempo, por culpa de un cáncer de laringe. Felipe VI, el actual rey de España, es su tataranieto.
La famosa Marcha Nupcial es el intermezzo entre los actos IV y V de la obertura que el pianista alemán Felix Mendelssohn compuso para el ballet Sueño de una noche de verano, inspirado y ambientado en esa obra de William Shakespeare que comenzó a componer en 1826 y fue ampliando y variando hasta 1842, año en que se conoció la célebre pieza.
Internas de una boda real
Victoria se casó el 25 de enero de 1858, cuando cumplió 18 años y las expectativas sociales eran inmensas, no sólo en el Reino Unido sino en toda Europa.
La madre de la novia era la hija mayor de la monarca que encarnaba la férrea moral victoriana del siglo XIX, la presunta reina “virgen” que sin embargo se había casado con su primo el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha en 1840 y, con 9 hijos y 42 nietos, debía asegurarse la descendencia al trono.
Su boda no ahorró en fastos y despilfarros y lo más curioso es que la música romántica que enalteció aún más la ceremonia había sido elegida no por la principesa sino por la reina Victoria, a pesar de que la sociedad la tenía por una mujer más fría que la Antártida.
La Marcha Nupcial de Mendelssohn
Dicen que le encantaba Mendelssohn, un compositor alemán. O tal vez fue precisamente por eso, sobre todo porque la corona británica estaba entregando a su niña bonita a la germana, un gesto que al menos desde afuera se percibió más político que amoroso.
Actualmente, la Marcha Nupcial de Mendelssohn se ejecuta con órgano al final de la ceremonia. El momento en que la novia ingresa al templo, suele acompañarse con la interpretación de otra marcha nupcial, la de Wagner, incluida en su obra Lohengrin.
La fascinación popular del siglo XX por las historias monárquicas terminó de consagrarla hasta el día de hoy. Aunque algunos novios new age se aventuren a renovar el repertorio de su propia boda, God sabe the queen!