Un hombre que intentó responsabilizar a su esposa en un juicio de divorcio por su negativa a trabajar fue considerado por la Justicia civil como "culpable exclusivo" de la ruptura matrimonial por haberle reprochado con maltratos esa actitud.
En los estrados judiciales, el marido reprochaba a su mujer "desinterés en ir a trabajar" y, según la demanda, ello se traducía en que había contratado personal doméstico para poder ir al gimnasio o acompañar a sus hijos a clases de inglés.
Pero los camaristas Beatriz Areán, Carlos Bellucci y Carlos Carranza Casares consideraron que el divorcio debía decretarse "por culpa exclusiva" del marido, "por estar incurso en la causal de injurias graves", a raíz del tenor de los reproches por la conducta de su cónyuge.
Los jueces explicaron, en cambio, que no podía tener acogida el planteo del marido "de imputar a su consorte desinterés por trabajar y dedicación exclusiva hacia su persona por el hecho de contar con personal de servicio doméstico, asistir a un gimnasio".
Esas conductas "no importan de por sí una injuria grave y responden más bien a los roles parentales -si se quiere tradicionales -que caracterizaban la vida familiar", sostiene el fallo.
En cambio, amigos del matrimonio relataron que la mujer sufría malos tratos por sus hábitos, tenía "pánico" y a menudo la veían "llorando" o padeciendo "insultos" de su marido.