Atravesar los amplios jardines bajo la imponente magnolia que precede esta mansión eduardiana en el suburbio de Kenilworth de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, es una experiencia que sugiere un viaje en el tiempo hacia el pasado. Todo, hasta que nos topamos con el espacio adyacente a la piscina, es una discreta estructura de madera y vidrio de proporciones acotadas cuya simplicidad y claridad de diseño nos hablan de futuro.