Usan soja texturizada para hacer “empanadas de carne sin carne”, lentejas para lograr una rica bolognesa, seitán con gluten y porotos para conseguir la textura mantecosa de una preparación, que a simple vista parece una carne al horno. Desde hace seis años las hermanas Raffaelli son veganas, y desde ese momento se propusieron que su nueva forma de alimentación no significara claudicar a los sabores de la comida casera. Primero volcaron sus experiencias en su blog Hola Vegan, y ahora fueron por más y acaban de publicar un libro de cocina “típica argentina”, ciento por ciento vegana.
“El libro está dirigido a los no veganos, porque nosotros sabemos que no comemos solo lechuga. Yo misma antes de cambiar mi alimentación le dije a una chica vegana ‘pobre, no comés nada’. Y ahora muchas veces me pasa a mí. Por eso quisimos mostrar que se puede preparar un plato rico, contundente, hacer cosas ‘de gordo’, como panqueques con dulce de leche, de esta forma. Siendo veganas podemos comer los mismos sabores de la abuela, del bodegón, pero a base de plantas y no animales”, asegura Loli, la hermana mayor.
Otro de los objetivos de las Raffaelli es que desde la estética y la presentación de los platos se pueda demostrar que este tipo de comida no tiene por qué ser una alternativa hippie, sino una opción más gourmet.
Precisamente eso es lo que hace el chef Mauro Massimino, a cargo de Buenos Aires Verde, quien trasladó todas las técnicas de la alta cocina, a preparaciones sin materia prima animal. “Hace 12 años que me dedico a este tipo de alimentación y lo que hice fue aplicar todas las técnicas clásicas para lograr una propuesta de alto nivel. A veces pasa que alguien se sienta a comer y a lo mejor no se dio cuenta que es un restaurante vegetariano. Esto es una tendencia imparable en el mundo. Y en Argentina no para de crecer”, asegura Massimino.
La respuesta fue tan buena que hace 9 meses remodelaron su local en Palermo, para llevar la pastelería adelante. “Hacemos tortas veganas y raw. Y preparamos nuestro chocolate, con miel. Así logramos una mousse que no tiene nada que envidiarle a la versión tradicional”.