Una app que indica, en tiempo real y antes de salir, si hay problemas en alguna línea y que permite planificar cuánto se tardará de un lugar a otro. Estaciones sin molinetes y con puertas de acrílico que se abren con apoyar la SUBE o, una tarjeta de débito o crédito con chip. Pantallas donde puede leerse –y escucharse– no solo cuánto tiempo falta para que llegue el próximo tren, sino también las causas de posibles complicaciones en otras líneas y hasta si en una estación específica hay problemas con las escaleras mecánicas o los ascensores. Puestos virtuales de asistencia y atención al pasajero –que permiten incluso una ayuda personalizada como los “porteros virtuales” de algunos edificios porteños–.
Y, en un futuro que estiman “no muy lejano”, hasta un sistema de iluminación en la plataforma que indique –con luces como las de un semáforo– dónde está más vacío y dónde hay más gente a bordo, para elegir antes de que llegue el tren en qué parte subirse para viajar más cómodo.
Así estiman que podría ser el futuro del subte porteño, cuya licitación por la concesión del servicio acaba de entrar en la etapa final: antes del 15 de noviembre, la comisión evaluadora que integran representantes del Gobierno de la Ciudad y Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) –la empresa estatal propietaria de las seis líneas– anunciará cuáles de los tres grupos que compiten por quedarse con el manejo del servicio siguen en carrera.
A partir de allí, evaluarán la oferta económica de quienes pasen ese primer filtro y tomarán la decisión final para que, en enero de 2019, el nuevo responsable tome el control del servicio por los próximos doce años, con posibilidad de una prórroga por tres más.
Los tres oferentes son dos grupos franceses –RATP Dev Argentina (que opera entre otros el subte de París, ver aparte) y Keolis (responsable del metro de Lyon, y que se presenta con el grupo Eurnekian como socio local) y el actual concesionario, Metrovías, que opera el servicio desde hace 24 años, con la concesión vencida y prorrogada varias veces por el Gobierno porteño, y no exentos de cuestionamientos y polémicas.
Volverse digital. El actual concesionario es parte del holding del grupo Roggio y se presentó solo en el proceso de licitación. Sin embargo, como parte de los requerimientos de los pliegos buscaron el asesoramiento técnico del grupo alemán DB (Deutsche Bahn), la principal compañía europea en transporte de pasajeros –solo la supera en infraestructura la estatal francesa SNCF–, que trabajó con Metrovías un plan para digitalizar la operación completa del servicio, que hoy tiene problemas en algunos aspectos clave como la comunicación cuando hay demoras o interrupciones en las frecuencias o el control de mantenimiento de escaleras mecánicas y ascensores, entre otras.
PERFIL participó de un viaje de inspección técnica del funcionamiento del servicio ferroviario y de subtes en Berlín, Alemania para ver qué soluciones podrían aportarse en el corto y mediano plazo al subte porteño, si el actual concesionario resulta elegido.
Entre esas innovaciones, están las estaciones “inteligentes” a las que apunta Metrovías –que incluyen tótems de información al pasajero donde se puede recibir asistencia física en el momento y el proyecto de plataformas iluminadas con información sobre la capacidad libre de los coches, que ya está funcionando en Stuttgart- y que, según Oliver Pietz, director ejecutivo de la DB para América Latina, “son posibles de implementar a corto plazo, pero lo que es más importante es que se incorpore un gerente operativo digital porque el proceso debe sí o sí modernizarse para ser más eficiente”, dice.
Fuentes de Metrovías dicen que habilitarán 20 estaciones de este tipo para 2020: no habrá más molinetes, la app en tiempo real permitirá planificar mejor el viaje y se podrá pagar sin carga en la SUBE. Pero para no viajar aplastados habría que esperar un poco más: las plataformas iluminadas no están en los planes inmediatos aunque aseguran, “son totalmente posibles” aun en el centenario subte porteño.
Una concesión de 24 años. “Somos la única empresa conformada por capitales 100% argentinos, con conocimientos y expertise de nivel internacional y por ello estamos convencidos de que nuestra oferta supera ampliamente a la de nuestros competidores”, dice parte de un comunicado que Metrovías difundió tras la apertura de los sobres técnicos. Y esos mismos argumentos son los que observaron en su contra los grupos franceses RATP y Keolis –que también participan del proceso licitatorio–. Desde Metrovías, a cargo de la concesión del subte desde 1994, aseguran que hasta 2002 hubo inversiones y obras, pero desde ese año hasta 2012 el manejo del subte era del gobierno nacional y no hubo obras por “emergencia ferroviaria”. A partir de 2013, con el traspaso del subte a la Ciudad, la licitación estaba vencida y se fue renovando periódicamente en forma irregular, la última en diciembre de 2017 hasta diciembre de este año.