Durante el año pasado al menos dos casas por día fueron derribadas en la Ciudad de Buenos Aires. En la mayoría de los casos, por cada vivienda baja que se derriba, se construye una torre.
En los últimos tres años, la demolición se incrementó hasta un 60 por ciento. Este fenómeno se vio favorecido por el crecimiento de la construcción inmobiliaria y la escasez de terrenos aptos para levantar torres.
“En todo 2006, las empresas que agrupa el sector demolieron en la Capital y en el conurbano un promedio de dos casas y media por día para levantar edificios y emprendimientos comerciales. Si bien la veda para construir torres en seis barrios de la Capital frenó un poco las demoliciones en los últimos meses, el año pasado fue uno de los períodos en que más se trabajó", explicó Miguel Ippolito, titular de la Dirección General de Fiscalización de Obras y Catastro de la Ciudad.
Ese organismo, recibió 1064 pedidos de autorización de demoliciones de viviendas bajas. La tendencia se confirma con los registros de la Cámara de Demoledores y Excavadotes de la Argentina, que sostienen que más de 750 casas y galpones fueron tirados abajo el año pasado. A esta cifra hay que agregarle los trabajos realizados por empresas que no están adheridas al organismo y los trabajos que se realizaron en negro.
Según el mapa de demoliciones de la ciudad, las zonas en las que se derriban más viviendas bajas son Caballito, Palermo Hollywood, Barracas, La Imprenta, Villa Urquiza y Villa Devoto.
En la mayoría de los casos, por cada vivienda baja que se tira abajo, se construye una torre. Según datos oficiales, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con más de 30 mil edificios de más de cinco pisos. En la última década, la cantidad de viviendas bajas se redujo un 30 por ciento.
Carlos Sotelo, vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA) explicó al diario La Nación que " la mayoría de los edificios que se construyeron el año pasado fueron sobre propiedades que se demolieron. Eso es por la falta de disponibilidad de terrenos que hay sobre todo en la Capital. Eso obliga a los inversores a comprar propiedades viejas".