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"Exabrupto de color": Alfredo Segatori invade el puerto de Buenos Aires

El pionero del arte callejero porteño pintó casi tres mil m2 en los silos de la Dársena F. Se inspiró en Siqueiros y Kandinsky.

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Limurock. La utilizó Charly García para llegar a su cumpleaños en Puerto Madero el martes 22. | Kevil Perelman

Considerado uno de los referentes del muralismo porteño, Alfredo Segatori se erige como uno de los pioneros en el mundo de los artistas urbanos o street art, utilizando la técnica del aerosol a mano alzada. Hasta el momento, “el Pelado” dejó su impronta en más de cien obras en diferentes paredes o medianeras de Buenos Aires, entre los que se destaca El regreso de Quinquela, el mural más grande del mundo que se encuentra en Pedro de Mendoza y San Antonio, del barrio porteño de Barracas.

Por estos días, Segatori se encuentra trabajando en una nueva serie denominada Exabrupto de color. La obra se desarrolla sobre una superficie de casi 3 mil m2 en los grandes silos de la firma Agrecon, ubicados al ingreso del Puerto de Buenos Aires. Para llevar a cabo su trabajo, Segatori utiliza una grúa de 26 metros de altura y más de 500 litros de pintura. Esta obra representa el regreso del artista al puerto luego de pintar los murales con animales sobre las fachadas de Transportes Fluviales Jilguero, Arenera Vendaval, Quarai y Arenera Padua, en el denominado Paseo de las Areneras. Allí realizó Aguila Mora, El yaguareté, El búho, Un papagayo, Unas llamas, y El cóndor. Según el artista, para este trabajo se inspiró en las obras de Vasili Kandinsky, y los muralistas David Siqueiros y Jackson Pollock. De esta serie también forman parte dos fachadas en Palermo y la Limurock, que utilizó Charly García el pasado 22 de octubre, cuando cumplió años.  “Estoy muy contento de hacer esta nueva serie, es muy gratificante y catártico trabajar en estas grandes dimensiones arrojando pintura y color a borbotones contra estos gigantes grises. Me siento como Quijote contra los molinos de viento”, afirmó, divertido, el artista, cuyo taller se encuentra junto a la cooperativa de recicladores urbanos El Ceibo.  

Este año también realizó uno de sus murales más reconocido y grande: Mirando mirando, una jirafa que asoma su cabeza en medio del barrio de Monte Castro. La obra, que mide 45 metros de alto por 20 de ancho, fue reconocida en el mundo y formó parte de los murales más elegidos en Top Street Art.

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