Hace un año Alfredo Segatori había logrado el récord de pintar el mural más grande de la Argentina. Lo llamó El regreso de Quinquela y lo hizo en una medianera de cien metros de largo por trece de alto en la calle Lavadero (continuación de la avenida Pedro de Mendoza), del barrio de Barracas. Pero no conforme con eso, decidió ir por más. Entonces extendió su obra sobre la calle San Antonio, a metros del viejo Puente Pueyrredón.
El objetivo es cubrir con sus dibujos 3.000 m2 y así poder inscribir su trabajo en el Libro Guinness de los récords como el mural más grande del mundo en la categoría “Hecho por un solo pintor”. Hasta hoy este récord lo tiene el artista mexicano Ernesto Ríos, con su obra de 1650 m2 del Centro de Convenciones de Mazatlán, en México.
Segatori contó a PERFIL que fueron los vecinos del barrio los que les propusieron seguir pintando y ampliando el mural. “La idea es hacer un retrato masivo de los vecinos del barrio, como hacía Quinquela Martín en La Boca, salvando las diferencias, claro”, explica el referente del arte urbano porteño. Las empresas de la zona lo ayudaron aportándole materiales e infraestructura –como grúas y andamios– para que Segatori coloreara las paredes de esa zona de la Capital Federal. “El apoyo que recibí fue increíble, superó mis expectativas”, revela el artista, quien trabaja únicamente con aerosoles.
El mural El regreso de Quinquela fue inaugurado en octubre de 2013 y formó parte del plan de recuperación y puesta en valor del camino de sirga de la Cuenca Matanza Riachuelo.