El viernes 13 de marzo fue, hasta ahora, el último día de clases presenciales en el país: la pandemia impuso la escuela virtual que, con dificultades, aciertos y errores, cerró este viernes en gran parte de las provincias su primera mitad de ciclo 2020. PERFIL consultó a cuatro expertos del mundo académico para que den sus impresiones y “califiquen” qué se hizo bien, qué falta y cómo seguir adelante.
El jefe de Gabinete a cargo del Ministerio de Educación porteño, Luis Bullrich, les pone “un ocho” al proceso y al desempeño de su jurisdicción en estos meses. “La educación remota nos desafió con nuevos objetivos que todavía seguimos superando: con gran esfuerzo distribuimos computadoras a más de 7 mil familias, adaptamos para tablet y celular la plataforma digital MiEscuela, sumamos la posibilidad de realizar videoconferencias y logramos que no consuma datos móviles. Sabemos de la importancia de los docentes –públicos y privados– en ese proceso, por eso seguimos capacitándolos en forma virtual y habilitamos el 0800 de la Comunidad Educativa Conectada para atender consultas de las familias”, enumera.
Maestros aprobados. Para María Lorena Vaccher, especialista en Gestión Educativa de Udesa y directora de la Consultora Eureka, “los maestros se encontraron frente a una realidad compleja en algunos contextos promover la interacción digital de los estudiantes. Por eso, ‘fomentar la participación de los alumnos’ estuvo entre los retos más difíciles que enfrentaron durante el aprendizaje a distancia”, explica. A su vez, “algunas instituciones comenzaron a replicar lo que sucedía en la escuela. La mayoría de las veces pasa más por una cierta continuidad de lo que hacíamos en la escuela presencial a un contexto socio técnico diferente, pero lo abrupto nos llevó a que tengamos que improvisar. No hay nada de malo en eso, pero ahora ya no se puede hacer lo mismo. Muchos docentes se han reinventado”, se esperanza.
El director de Clubes TED-Ed, Ariel ‘Hache’ Merpert, dice que en este nuevo contexto “las mejores calificaciones son sin duda para los docentes: salieron con dos escarbadientes a pelear una muy difícil, e independientemente de los resultados y niveles de adaptación, todos están peleando la batalla, con las familias dentro de las casas. Hicieron esfuerzos mucho más grandes de los habituales, y merecen ser recompensados”. El experto en educación y tecnología destaca que “las primeras semanas fueron de adaptación: sin claridad en herramientas, poca preparación; entendiendo que hay niveles y realidades muy diferentes en el sistema educativo en Argentina. Pero hoy muchos otros están usando vías alternativas y estrategias pedagógicas que adaptaron muy creativamente. Como todo, los que tienen más posibilidades se pudieron ‘acomodar’ y los que no, están más perjudicados, por lo que las brechas que ya existían se profundizaron”.
Lo posible. Sin embargo, el análisis de Alejandro Artopoulos, director de Investigación y Desarrollo del CIP de la Universidad de San Andrés y parte del Observatorio Argentinos por la Educación, es contundente: “En estos meses de cuarentena, la escuela virtual fue la que pudo ser: buena voluntad de los docentes, pocas habilidades para ejercer su presencia en línea y menos apoyo de los equipos técnicos provinciales. En los colegios con más recursos, la sobreexplotación de clases ‘en vivo’ (vía plataformas como Zoom) sin criterio pedagógico las clases presenciales. El resultado: desmotivación y abulia”, sentencia. Vaccher agrega que, en esta etapa, “vale la pena preguntarnos qué es la escuela. La escuela no es el edificio, sino un tipo de vínculo con el conocimiento. Pero el edificio tiene que estar; necesitamos un espacio tiempo distinto al de casa, que tenga un umbral de entrada y salida. Tenemos muchas ganas y muchos miedos de salir”, se plantea.
Universidad
“La nueva tecnología no se va más”
Redaccion Perfil
Pablo Navarro es secretario general de la Universidad de Morón, y cuenta cómo en tres días transformaron todos sus cursos que eran solo presenciales, en clases a distancia y en formato digital. Y avisa que los alumnos más jóvenes obligarán a que esta oferta no se vaya ni aún cuando sí lo haga la cuarentena por el coronavirus. “La universidad ya traía alguna experiencia en la incorporación de una plataforma digital para complementar las clases presenciales. Esto nos permitía tener una plataforma digital para acompañar a los alumnos en una posibilidad de planificar año a año. En 2019 arrancamos con el primer año de todas las carreras. El alumno seguía participando de las clases y se le agregaba una plataforma digital, que era un canal más”, dice el rector.
En esa casa de estudios, se convirtieron 2.800 cursos de presenciales a en línea. “Hubo 15 días de capacitaciones a 1200 docentes, los migrantes digitales, para que ese mismo lunes ya pudiera la universidad esta modalidad de clases. Tuvimos que obligarnos a hacer de una estructura clásica de universidad, con 65 carreras presenciales y donde la educación virtual era para algunas materias y algunas carreras, un cambio mucho más veloz”, explica.
“Trabajamos en una conversión de la educación que llegó para quedarse, porque el nativo digital no vuelve para atrás. Es una nueva generación que te presiona a no volver atrás”.