SOCIEDAD
entrevista exclusiva en la carcel de marcos paz

Habla el sommelier acusado por el crimen de su madre: “La imputación es absurda”

Luciano Sosto es juzgado por el homicidio de su mamá, ocurrido en diciembre de 2013. Dice a PERFIL que no tiene porqué arrepentirse.

Preso. Sosto está alojado en el penal de Marcos Paz. Sus amigos están convencidos de su inocencia y lo visitan todas las semanas.
| Cedoc Perfil

Luciano Sosto, el reconocido sommelier que está siendo juzgado por el homicidio de su madre, ocurrido en diciembre de 2013 en el barrio porteño de Palermo, no se arrepiente “de nada”. A la espera del veredicto, que se dará a conocer este lunes, habló con PERFIL  desde el penal de Marcos Paz y aseguró que la imputación en su contra es un “completo absurdo”, y que tiene “fe y confianza” en el Tribunal.

En la entrevista –la primera que brinda desde que fue detenido– también se refirió a su adicción a las drogas y al alegato de la fiscal Diana Goral, quien pidió que se lo condene a perpetua.   

—La fiscal de juicio planteó una relación de desencuentros y reclamos permanentes con su madre. ¿Cómo era el vínculo con ella?
—Nuestro vínculo era de mucha contención y afecto mutuo. Típica relación de madre e hijo. La fiscal hace ese planteo por una carta de mi madre hallada en mi departamento, entre mis cosas personales, que data de 2010 cuando yo había cerrado mi segundo restaurante y estaba deprimido y no quería hablar ni ver a nadie. Fue algo temporal y ese conflicto se subsanó dialogando.
—¿Hubo situaciones de violencia previa?
—Jamás presencié ni tampoco provoqué situaciones de violencia con mi amada madre. Ni física ni verbal. Tenía un excelente diálogo donde nos contábamos prácticamente todo. Siempre fue así desde que era niño.

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—¿Qué hizo el 26 de diciembre de 2013 antes del homicidio de su madre?
—Venía sin dormir, de días largos, de celebrar Navidad con amigos, recuerdo que hizo mucho calor; por la mañana mantuve una conversación telefónica con una amiga, navegué en internet y practiqué algunas posturas de yoga.

—¿Qué cosa le llamó la atención después de la aparición del cuerpo?
—Al ver el cuerpo tirado en el piso boca abajo entré en un shock que me bloqueó, desesperó y paralizó. Pero cerca del cuerpo encontré una copa rota y un escobillón, y eso me hizo pensar que a mi mamá se le había caído la copa de sus manos y que al querer barrerla se descompensó. 

—¿Por qué cree que lo acusan por homicidio?
—Según mis abogados el deficiente procedimiento policial recayó sobre la persona más vulnerable, que en este caso era yo, por mi adicción a las drogas.

—¿Cómo era su situación económica? ¿Por qué cree que la fiscal piensa que usted asesinó a su madre para comprar droga?
—Mi situación económica era estable, vivía de una renta. Estaba muy cómodo. Además contaba en ese momento con el apoyo de mi mamá en cuanto a expensas y algunos gastos del departamento. Justamente por esa razón a la persona que menos le convenía su muerte era a mí. Durante el debate ya se aclaró el tema de los mensajes de texto con referencia a la droga. Y además en el caso de haber querido comprar droga y no tener dinero, cosa que nunca ocurrió, tenía una muy buena relación con mi dealer, y aun así hubiese vendido muchísimas cosas de valor que tenía en mi poder como equipos electrónicos, muebles, cuadros, vinos, etc.  

—¿Es verdad que pagaba por sexo para obtener cocaína, como planteó la fiscal?
—Absolutamente falso. Nada más lejos de la verdad. Admito que he pagado por sexo pero para obtener sexo.

—¿De qué se arrepiente?
—Sinceramente de nada. Al principio, en mi celda, me reprochaba no haber ido a su departamento más temprano pero luego entendí que la vida es impredecible y culparme de eso sólo iba a hundirme más,  y si hay algo que mi mamá anhelaba, era el bienestar de sus hijos.  

—¿Cómo prueba su inocencia?
—En este país pasa algo muy insólito. Uno es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Los alegatos de mis abogados fueron muy contundentes y esclarecedores. En primer lugar en el horario de su muerte yo no estaba en su departamento. Hay un registro de llamadas desde mi teléfono fijo y de actividad en internet. Después fui yo quien insistió en mandar a analizar la prueba del líquido seminal para determinar el perfil genético del agresor. Está probado que quien violó mató porque mi mamá no se volvió a parar. Es absurdo que acusen al hijo biológico porque nadie viola a su madre y mucho menos si sos gay. Se comprobó que las lesiones que presentaba mi madre en su cara y en su cuerpo respondían a una persona de contextura grande, madura y zurda. Yo soy joven, flaco y diestro. Por último y más importante, mi madre presentó signos de lucha y de defensa por lo que el agresor tuvo que tener heridas, cortes o raspaduras y a mí se me hizo un examen completo y minucioso, y estaba ileso.

—¿Cree en la Justicia?
—Creo plenamente en la Justicia. Tengo fe y confianza que el tribunal sabrá sopesar los alegatos y darse cuenta de que esta imputación carece de pruebas y es un completo absurdo. Como dice el Quijote, más vale liberar a diez culpables que condenar a un inocente.

La fiscal pidió que lo condenen a perpetua

La fiscal de juicio Diana Goral cree que el sommelier asesinó a su madre motivado por cuestiones económicas.

En su extenso alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 8 porteño, le atribuyó al acusado la autoría del homicidio de su madre y vinculó el crimen con las necesidades de Sosto de conseguir dinero para comprar drogas, algo que el acusado negó en la entrevista con PERFIL.

Goral dio por acreditado que Sosto “sorprendió a su madre, discutió, la golpeó logrando reducirla en el piso de la cocina”.“Si bien ella trató de defenderse, una vez en el piso y colocándole una rodilla en el tórax, con una mano en la boca y otra en el cuello, la estranguló”, señaló la fiscal.

Por su parte, los abogados Guillermo Schmidt y Juan José Avila criticaron la investigación en su alegato al sostener que por errores del Estado no se pudieron encontrar las evidencias que conducirían al verdadero autor del crimen de Estela Garcilazo y que también desincriminarían a su cliente.