El pianista Ignacio Montoya Carlotto vivió años atrás una altísima exposición mediática tras revelarse que se trataba del nieto de Estela de Carlotto. Pero poco a poco, y luego de los flashes y las entrevistas pudo volver de lleno a su pasión, la música.
El periodista Hernán Dobry lo entrevistó y juntos repasaron la carrera y la actualidad del músico de Olavarría.
“La música me ayudó bastante a sobrellevar la noticia de mi nueva identidad. Se volvió un refugio de las expectativas en ese personaje que no sabía quién era, pero se buscaba hace tantos años. Esas expectativas se fueron licuando ante la postura de que sabía qué hacer y para donde iba. Fue como una cueva, tuve que estar ahí, aprender a salir y meterme y cuándo podía estar allí y cuándo no. Esas cosas han cambiado hoy, pero me ha ayudado mucho porque es mucho más que una profesión para mí”, afirmó Montoya Carlotto en el programa “Voces y memorias” por Eco Medio AM 1220.
Si bien el piano, la composición y sus canciones son el centro de su vida, lejos estaban de sus sueños infantiles cuando concurría a una escuela rural en Olavarría. Para eso, tendrían que pasar muchos años todavía. “En un momento, soñaba con escribir, con ser escritor. Tenía los libros a mano, no conocía la música, después fue tocar y hacer mis canciones. Quería que alguien me escuche y me pregunté por eso – resalta-.
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"Cuando sos adolescente, querés el éxito, pero lo importante realmente está en poder hacer lo que a uno le gusta y lograrlo. En un contexto como el de este país, que todo cuesta tanto y es difícil planificar, poder hacer lo que uno ama es un triunfo mayúsculo. Está bueno vivirlo así. Estoy logrando algo muy importante: vivir de hacer mis canciones, ni siquiera de la música, sino de algo muy específico, hacer tus cosas, una locura”.
A partir del momento en que decidió que se abocaría a esta carrera, fueron surgiendo grupos como “Meridiano 58”, el dúo de tango “Ignacio Montoya Carlotto – Daniel Rodríguez”, “El Ignacio Montoya Carlotto Trío”, el “Jazz Organ Trío” y “Forasteros Blues”, además de un septeto. En paralelo, también iba creciendo en su rol de compositor.
“Uno va aprendiendo a escribir, a componer y hacer las cosas mejor, que son propias de la artesanía de componer y entendiendo mejor lo que uno tiene para decir. Me parece que es una sonoridad más luminosa y mucho más abierta, es cómoda y nos resulta más fácil – explica -. El transitar después de tantos años con los mismos integrantes hace que haya una facilidad de interpretación de mis ideas, cada vez tengo que tirar menos para que se interprete mejor. Además, va trabajando en relación al crecimiento de los demás. Los demás van escribiendo ciertas cosas y vas haciéndolo en relación a los músicos que van cambiando y creciendo también”.
Todo esto ha dado como resultado su último trabajo junto al sexteto, “Inocencia perdida”, donde condensa toda esta experiencia que ha recogido a lo largo de su carrera, pero, además, vuelve a retomar el canto, algo que había abandonado desde sus primeros discos.
“La música se va haciendo simple por alguna razón, no es que lo estoy buscando. Cuando hago un disco, escribo una canción, trabajo un material, pienso solamente en eso, ese es el momento. Evidentemente, hay un momento de maduración, uno puede decir de manera más simple las cosas más complejas – concluye -. Lo que tengo que decir en este disco es más complejo de vivir y transitar de lo que he hecho anteriormente y quizás por esa razón tuve que recurrir a un lenguaje más directo, sin abandonar la metáfora. Soy bastante pudoroso y no me da para decir lo que me pasa abiertamente, lo cuento a través del filtro de la poesía. Es como la ropa, mi vestimenta, el texto poético y la metáfora me hacen caminar por la calle sin problemas”.
Ignacio Montoya Carloto estudió música desde chico y, luego, continuó con su formación en el conservatorio en Avellaneda. Fue director de la escuela de música “Hermanos Rossi” de Olavarría, y docente del conservatorio “Ernesto Mogavero” de esa misma ciudad.
Ingresó como pianista, arreglador y compositor al ensamble de música popular de Buenos Aires “Meridiano 58”, con el que grabó el disco “Tiempo y Forma”. Luego, conformó el dúo de tango “Ignacio Montoya Carlotto – Daniel Rodríguez”, “El Ignacio Montoya Carlotto Trío”, el “Jazz Organ Trío” y “Forasteros Blues”, además de un septeto.
Ha realizado conciertos y grabaciones en la Argentina y en el exterior con numerosos artistas como: León Gieco, Raúl Porchetto, Agarrate Catalina, Ricardo Mollo, Guillermo Fernández, Palo Pandolfo, Hugo Fattoruso, Bersuit Vergarabat, La Bomba de Tiempo, Juan “Pollo” Raffo, Liliana Herrero y Adrian Abonizio.
A su vez, fundó su propio sello discográfico 114 discos. En agosto de 2014, recibió la noticia de que era el hijo de Laura Carlotto y Walmir Montoya y nieto de Estela de Carlotto, presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.
Entre sus álbumes, se destacan: “Musa Rea”, “Mujeres argentinas por hombres argentinos”, “Septeto”, “Reflexiones”, “Meridiano 58”, “Los felices”, “Todos los nombres, todos los cielos”, “Purria minga”, “Tango”, “Inocencia repetida”.