Con el clima como factor principal, ya se sabe, nada puede anticiparse con exactitud matemática. Por eso, este año, los principales centros de esquí de todo el país se preparan para extender no solo la cantidad de días de funcionamiento –que, estiman, podría durar hasta fines de octubre– sino también para asegurar una óptima calidad de nieve en todas las pistas a los viajeros locales e internacionales, que necesitan planificar sus visitas con anticipación, por los altos costos y la logística que suponen. Para adelantarse a esa imprevisibilidad, apuestan a “fabricar” ellos mismos la nieve que se necesita para que todo funcione sin interrupciones y en todos los niveles de la montaña.
El sistema, que se denomina técnicamente “innivación artificial” o “nieve inducida”, funciona con cañones que recrean las condiciones de una nevada normal, a través del agua y la humedad ambiente, sin aditivos artificiales (ver aparte). Pero, además, según los responsables de los centros, les permite no solo la previsibilidad en la apertura de la temporada –hoy inaugura Cerro Bayo, en Villa La Angostura, aunque el resto de los centros aún está esperando mejores condiciones– sino también generar una mejor relación con el ecosistema del que forman parte.
“Es una necesidad concreta basada en muchos aspectos: las condiciones de los centros de esquí en Argentina nos aseguran agua, humedad y bajas temperaturas para poder hacer nieve. Pero además genera un reservorio natural de agua para el verano, que luego se derrite y vuelve a sus cauces; y se convierte también en un método rápido para prevenir desastres naturales si ocurren incendios, porque los cañones actúan también como mangueras gigantes de bombeo de agua si hiciera falta. Salvo Las Leñas, todos estamos rodeados de bosques”, explica Pablo Torres García, CEO de Cerro Bayo y presidente de la Cámara Argentina de Esquí y Montaña, que nuclea a los siete principales centros del país.
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Cerro Bayo, por caso, está abriendo este año con dos de los 26 cañones que tienen proyectado instalar. “Desde la Cámara hicimos un trabajo conjunto para poder lograr, este año, una baja arancelaria del 24% al 2% para poder invertir en sistemas nuevos de nieve y elevación, y la renovación de usados del 34 al 7%”, detalla Torres García.
En Chapelco, que espera estar operativo la próxima semana, instalaron sus primeros sistemas de nieve inducida hace diez años. Pero según explica su gerente general, Agustín Neiman, “la tecnología evolucionó y los cambiamos para tener mejores resultados. El año pasado, tuvimos abierta toda la temporada nuestra silla más rápida, gracias a una pista que hicimos con nieve inducida que al lado tenía pasto”, cuenta. “Hay una tendencia a que se retrase la temporada, pero siempre dependemos de factores inesperados. En 2017 tuvimos nevadas récord”, recuerda. El centro de San Martín de los Andes también trabaja en la preservación de las especies autóctonas de flora y fauna; desde el año pasado genera energía con paneles solares y este año incorporará aerogeneradores de energía eólica.
Por su parte, el Cerro Catedral, en Bariloche, ya trabaja con el sistema de innivación artificial desde hace varias temporadas, aunque este lo reforzaron con más tecnología e innovación. “Utilizamos los estándares de calidad de Techno Alpin, empresa líder en el mundo en sistemas y equipamiento de fabricación de nieve, y ampliamos las áreas sistematizadas que cuentan con un sistema de monitoreo remoto y veinte cañones en el sector de Plaza Oertle y en la base”, a la que denominan Play Park, informan desde Catedral Alta Patagonia, la empresa que opera el cerro.
Según el operador, “durante la temporada 2018, gracias a la fabricación de nieve, fue posible esquiar durante 90 días consecutivos en el sector del Play Park, en total se fabricaron más de 59 mil metros cúbicos de nieve técnica, equivalentes a 11.800 camiones de carga”, especifican. Estiman abrir el 1º de julio.
En Mendoza, Las Leñas calculan que abrirán el 29 de este mes y en el Cerro Castor, en Ushuaia, abrirá el 28, aunque ya tienen operativos algunos de los refugios, donde se puede comer y disfrutar del día bajo el sol más austral del mundo.
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Con buenas expectativas
“Tenemos muy buenas expectativas para los principales destinos vacacionales en esta temporada de invierno y especialmente para los centros invernales. Ya observamos un buen nivel de consultas y esperamos que pronto se vayan cerrando las reservas. En los centros hay expectativas por las primeras nevadas”, asegura Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo.
“Gracias a la conectividad aérea y el cambio favorable, hay más turistas no solo de Brasil, sino también de Chile y Uruguay. Hay que estar atentos a las promociones, y a los beneficios de pago que ofrezca el mercado. Es posible que el eje de esta temporada pase por buscar la mejor ecuación entre precio y calidad”, agrega.
Para Gastón Burlon, secretario de Turismo de Bariloche, “esperamos llegar a un 90% de ocupación, con 16 vuelos semanales directos de Brasil más la conectividad con el país”. El nivel de gastos promedio en esa ciudad es de $ 4 mil por persona, con hostels desde $ 700 y restaurantes con menúes fijos desde $ 300.
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Cómo se logra una nevada inducida
La denominada nieve inducida está compuesta exclusivamente por agua y aire, no contiene ningún elemento artificial. Los cañones o generadores a ventilación imitan la caída de nieve natural.
Los nucleadores crean una mezcla de agua y aire comprimido que, seguido de la expansión en la atmósfera, llevan a la formación de núcleos de nieve. Al mismo tiempo, los inyectores nebulizan el agua en gotas finísimas que se unen a los núcleos de nieve y en su caída se transforman en pequeños cristales.
Qué se necesita para fabricarla: baja temperatura y humedad del aire; la temperatura del agua que, idealmente, debería ser apenas unos grados por sobre el punto de congelamiento. El sol y el viento también son factores de impacto directo para la fabricación y el mantenimiento de la nieve, pero son los factores sobre los que resulta más difícil incidir.