“Mi papá es comisario inspector…”, fue la excusa que esgrimió un joven al momento de querer justificar ante un agente de la Policía de la Ciudad su intención de ir a trabajar y no tener el certificado Único de Circulación Habilitante (CUCH) como trabajador esencial.
El hecho se produjo ayer a la mañana en la zona de Liniers en un colectivo de la línea 28. En ese momento, un agente de la fuerza de seguridad porteña subió al interno y pidió a los pasajeros que allí se encontraban los permisos de circulación correspondientes. En ese instante la persona informó que “tenía el permiso anterior”; “que no lo había podido sacar el nuevo, que no lo sabía hacer”. Al no tener el nuevo certificado, el joven tuvo que bajar del colectivo, y en ese momento pide hablar con uno de los jefes del operativo. “Hablemos con tu jefe que mi papá es comisario inspector; lo llamo a él…” amenazó el joven que finalmente tuvo que regresar a su domicilio. Como esta persona, varios más intentaron violar la nueva fase de la cuarentena que se implementó ayer con más controles y restricciones.
En la primera jornada, y tal como estaba previsto, el transporte público de pasajeros comenzó a ser de uso exclusivo de los trabajadores esenciales habilitados para esta nueva etapa del proceso de aislamiento. Fue así como muchas personas circularon o ingresaron a la ciudad de Buenos Aires a bordo de colectivos, trenes o subtes con el nuevo permiso.
En este sentido, las autoridades de la Secretaría de Transporte porteña indicaron que en el servicio de subterráneos viajaron casi 52 mil personas, lo que representa una caída de 2% respecto a la semana pasada. En los ferrocarriles, en tanto, se registró un descenso del 19% respecto a la semana pasada.
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Mientras que en los colectivos, que concentran el 80% de los viajes en transporte público, se produjo una baja de 11% en relación a la cantidad de pasajeros de la semana pasada.
De todas maneras, y pese a las recomendaciones oficiales y la normativa vigente, varios pasajeros "no esenciales" decidieron utilizar el transporte público y presentar diferentes excusas al llegar a los controles policiales.
Según explicaron desde el Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad, “la gran mayoría de las personas que falsean la declaración jurada aducen luego que sus propios empleadores les sacaron el permiso y les dijeron que ante las preguntas en los controles dijeran como que ‘fabricaba barbijos’ o que ‘cocina en un hospital’ o realiza ‘insumos médicos’”.
Entre las excusas más insólitas que esgrimieron las personas sin permisos de circulación y querer viajar en el transporte público, aparece el caso del hombre en la línea 96 que, al no tener certificado habilitante afirmó que iba “a servir a Dios”. Al bajarlo del colectivo dijo a las fuerzas de seguridad que “el no era esencial, pero que el único esencial es Dios, y él lo lleva dentro de su corazón”.
Otro hombre, en este caso en la línea 117, afirmó que “no lo tenía pero que era discapacitado”. Se le pidió un certificado que acredite esa condición que no era visible y el hombre, frente al policía que le estaba tomando los datos como del agente de Prevención, y sin mediar palabras, decidió sacarse una prótesis ocular del ojo derecho y mostrárselo a los efectivos.
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Por último, unas mujer de unos 50 años, señaló que “no tenía permiso esencial pero que tenía que ir a su trabajo porque hacia “núcleos”. Al descenderla del colectivo de la línea 80 afirmó que “hacia núcleos, como los de los reactores nucleares”.
En todos los casos, y de acuerdo a la información de la cartera ministerial porteña, las personas fueron notificadas por no tener los permisos de circulación correspondientes.