La caída de Marco Estrada Gonzáles (57), en diciembre de 2016, pareció marcar el final de una histórica organización criminal que desde el año 1999 controlaba el negocio narco en la villa 1.11.14 del Bajo Flores. "Marcos" era una suerte de "patrón del mal" que gobernaba desde su lujosa mansión de Ezeiza, donde fue detenido junto a su mujer Silvana Salazar y años después condenado a 24 años de cárcel.
Con Marcos en la cárcel, el poder recayó en uno de los principales hombres de confianza de la familia Estrada Gonzáles: Johnny Ray Arnao Quispe, más conocido como "Pantro", quien con el paso del tiempo terminó convirtiéndose en el principal líder del barrio, a cargo de dos grupos que operaban en turnos de 28 días.
Hasta 2016 "Pantro" era el hombre que coordinaba y supervisaba la distribución de drogas en la zona. Según la investigación realizada por el fiscal federal Eduardo Taiano, la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) a cargo de Diego Iglesias, y la fiscala que dirige la Unidad Especializada en Delitos con Estupefacientes de la Ciudad de Buenos Aires, Cecilia Martín, Arnao Quispe se habría sumado a la organización en el año 2010.
Los voceros consultados señalaron que Pantro fue arrestado en las últimas horas durante una batería de allanamientos realizados por personal de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal Argentina (PFA).
El juez federal Ariel Lijo había ordenado su captura junto a otras 22 personas sospechadas de integrar la misma organización. Entre febrero y septiembre de este año, los investigadores pudieron identificar a los cabecillas, entre los que además de "Pantro" figuraban Ulises Romero Godoy, alias "Pitufo", y María Antonia Godoy Merino, ambos prófugos de la Justicia. Lo hicieron después de realizar tareas de inteligencia en la zona que, entre otras cosas, incluyó un seguimiento con cámaras desde un drone.
Los videos, que forman parte del expediente, muestran los movimientos de los “satélites”, un grupo que monitoreaba la zona para detectar personas extrañas, y de los "marcadores" que ocupaban lugares estratégicos dentro del barrio. Además, detectaron que los principales cabecillas contaban con seguridad propia.
Para los investigadores, “Pantro”, “Pitufo” y Godoy Merino serían "los que impartían directivas al resto de los integrantes del grupo, supervisando su concreción y recibiendo el dinero producto de las ventas de drogas".
En una segunda línea, y como responsables del fraccionamiento de las sustancias, recaudación y seguridad, los detectives identificaron a siete hombres apodados "Charapa", "Cuervín", "Mascarín", "Popeye", "Bigote", "Foco" y "Raco". Solo pudieron arrestar a uno: Dante Vacarreza Alpiri, alias “Popeye”.
Entre los once detenidos, aparece Alicia Raquel Bordón Saravia, conocida como “Raquel", que formaría parte de un tercer escalafón de poder en el mapa de la organización. Sería la encargada de cobrar una tarifa a los vendedores ambulantes de la zona bajo dominio narco y quien rendía las cuentas a "Pantro".
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En los operativos los agentes de la PFA secuestraron un arsenal compuesto por un fusil FAL, dos escopetas, dos ametralladoras, una pistola ametralladora, cargadores, municiones, un silenciador, esposas y chalecos antibala, entre otras cosas.
"De las constancias probatorias recolectadas, se verificó que al menos desde el mes de mayo de 2009 y hasta el 23 de septiembre de 2021, la organización criminal en la que habrían intervenido los imputados concretó las acciones ilícitas referidas precedentemente, constatadas a partir del secuestro paulatino de sustancias estupefacientes conformadas a base de marihuana, cocaína y sus derivados, como así también, a través de la incautación de una considerable cantidad de armas de fuego, sus piezas y municiones de distinto tipo y calibre, chalecos antibalas, silenciadores, miras telescópicas y otros elementos de corte balístico, disponiendo para ello de los medios económicos necesarios dirigidos a tal fin", se indica en el pedido de detención.