Milena Moreno nació bajo el nombre de Claudio Moreno hace 50 años en la provincia de Córdoba. Desde hace 23 ejerce la docencia y si bien comenzó su carrera con una imagen masculina, hace dos años cambió su identidad. En la actualidad da clases en cuatro establecimientos educativos.
“Soy filósofa, profesora de Filosofía y maestra de grado. Me recibí cuando no era Milena, en el Garzón Águlla. Tengo una carrera docente, humanista”, sostiene durante una entrevista a la periodista Mariana Otero, según consignó el diario La Voz.
Al definirse, precisa: “La gente te ama o no te ama. Cuando tenés esta diferencia de tu cuerpo con tu identidad –llámese física, psíquica o emocional–, al otro le genera una reflexión y una incomodidad, porque se tiene que poner a pensar sobre sí mismo”.
Es profesora en cuatro escuelas, tres estatales y una privada: la Juan José Paso, de barrio Zumarán, el Instituto Integral Modelo (ex-Liceo de Señoritas), el Ipem 270 y el Cenma 215 en Villa Azalais oeste. “Tengo cuatro realidades sociales y educativas diferentes. Es lo que me nutre permanentemente”, precisó.
Ingresó al sistema educativo con una imagen masculina y vivió su transición de identidad sin demasiadas dificultades externas. “El profesor de Filosofía Claudio Moreno aparecía con sombrero y pipa, traje y tiradores, pero con una percepción en el otro, sobre todo en la mujer, de un hombre que no existía”, relató.
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“Claudio tenía esa sensibilidad, que no cerraba. Me decían: ‘Sos diferente a los hombres’. Y es que, en verdad, no era hombre, en el sentido de ser varón”, indicó en alusión al cambio físico que estaba por suceder. Después de dos años, comenzó el tratamiento hormonal, y en 2016, le realizaron la cirugía para la extirpación de los testículos en una clínica privada de la ciudad de Córdoba. Acto seguido cambió su DNI.
“El día siguiente de la operación, cuando el médico me preguntó: ‘¿Estás feliz?’, le dije: ‘No estoy feliz, estoy en paz. Ya no necesito luchar tanto’”, completó en su relato.
Cambio. Terminó el ciclo lectivo en 2016 con imagen masculina y en febrero del año siguiente, ingresó como mujer. El Ministerio de Educación acompañó a las escuelas en este proceso y reunió a los directores de las instituciones, a los equipos de Educación Sexual Integral, al sexólogo de Milena y debatieron cómo trabajar su presencia en los colegios. “Fue muy fuerte y muy bello”, remarcó.
Su historia. A sus 7 años, cuando aún era Claudio, le preguntó a su mamá si era posible “cambiar de cuerpo”. A modo de respuesta, ella le dijo que se fuera a jugar. “No sólo me sentía así por la idea de pensar que tenía un cuerpo en el que no me hallaba, sino que me preguntaba por qué odiaba partes de mi cuerpo que no habían experimentado intimidad”, expresó en declaraciones al mencionado medio.
En ese marco, recuerda que jugaba a la pelota con los varones. “Iba obligado para que no hubiera conflictos familiares ni señalamiento social, que hoy sigue estando, aunque con menor intensidad. Era el mejor arquero, no quería ser el objeto que ya era, el objeto humano de la burla, del bullying o el comentario. Yo ya estaba en ese proceso tan conflictivo”, manifestó.
Ya en la adolescencia “tenía pelo largo, me podía pintar los labios, usaba un mix de ropa, no te identificaban como hombre o mujer sino como un hippie sucio. No tenías conflicto de decir al otro: ‘No soy lo que usted piensa, soy otra cosa que todavía no sé. Por qué me iban a catalogar por algo que todavía no sabía qué era’”, agregó.
Estudios. Cursó el secundario en una escuela nocturna en una época muy dura, y confesó que intentó suicidarse. “No es fácil lidiar con todo lo que hay dentro tuyo, donde no hay palabras”, sostuvo. Viajó a España y luego a Grecia, donde se recibió en la Facultad de Filosofía en la Universidad Nacional de Atenas. Allí fue donde comenzó a vestirse y a vivir como mujer y hasta fue modelo publicitaria. “Fui la mujer más feliz del mundo”, contó.
Luego volvió a Córdoba, se enamoró de una mujer llamada Mercedes y tuvieron a Gregorio, quien en la actualidad tiene 19 años. Los tres conviven como familia en una misma casa, aunque dejaron de ser pareja cuando el bebé tenía seis meses.