SOCIEDAD

La reflexión de Beatriz Sarlo sobre las denuncias públicas en tiempos de #MiraComoNosPonemos

El cuidado que deben tener los medios de comunicaciones y la Justicia ante denuncias por abuso y violencia de género. <b>La respuesta de Diana Maffía</b>.

Beatriz Sarlo, ensayista.
Beatriz Sarlo, ensayista. | Perfil

En su última columna llamada “Velocidad”, la ensayista y columnista de PERFIL Beatriz Sarlo hizo un análisis sobre el cierre del año 2018. Esgrimió reflexiones sobre Cambiemos, sindicalismo, kirchnerismo, Justicia, y dedicó un especial apartado a las políticas de género y en particular a las recientes denuncias de abusos y violaciones.

Con el nombre “Hay futuro”, Sarlo comenzó por opinar que “las grandes transformaciones sociales y culturales no siguen paso a paso la coyuntura política”. “Esto lo sabe cualquiera que consulte un libro de historia. El año 2018 no tiene vuelta atrás por dos hechos novedosos. El primero transcurrió en las calles: fueron las gigantescas movilizaciones por la ley de interrupción voluntaria del embarazo, protagonizadas por una generación joven que ocupó por primera vez el espacio público”, argumentó.

El segundo hecho, opinó la columnista, “tuvo a la televisión y las redes como escenario”. Decenas de mujeres -dijo- salieron a denunciar violencias de género. “Dieron nombres y circunstancias. Dieron la cara. El veredicto es siempre sumario, cuando no intervienen fiscales, defensores y jueces”, apuntó.

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En este punto, Sarlo habló sobre las garantías que protegen no sólo a las denunciantes, sino también a los denunciados: “Las garantías valen para todo el mundo, incluso para los criminales más repugnantes. De todas maneras, no son las víctimas las que deben obsequiárselas, sino las instituciones y también los medios de comunicación, que deben presentar las noticias con el control sobre sus fuentes. Si la víctima no puede ser ecuánime, los medios deben serlo”.

La columna de opinión de Beatriz Sarlo: "Velocidad"

Más allá de la cuestión de la mediatización de algunos casos y de la forma con que se realizan las denuncias, la autora del reciente La intimidad pública, consignó: “Quienes se presentaron como víctimas cambiaron la dirección y la velocidad del tren que nos arrastra: son mujeres que, sin achicarse, desafían el viento. Reclaman justicia, aunque sus argumentos no sean perfectos frente a un tribunal. Tampoco es necesario estar de acuerdo con la forma mediática de las denuncias. Simplemente deben recibir castigo los inculpados en ellas (cuántos sean, no lo sabemos hasta un juicio)”.

EL ANÁLISIS DE DIANA MAFFÍA

PERFIL entrevistó este lunes a la Doctora en Filosofía, Directora del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires y defensora de género del Diario Perfil, Diana Maffía.

“En el segmento ‘Hay futuro’ de su nota, Beatriz Sarlo observa que el movimiento de mujeres ha cambiado la velocidad de la respuesta política que le demanda al Estado. Por su masividad y jovencísimo activismo, pero también por haber roto el silencio sobre formas extendidas e impunes de abuso”, explicó la experta a este medio.

Y agregó: “Su aguda mirada política distingue la responsabilidad de las víctimas y la de las instituciones. Del acuerdo que da base a nuestro sistema democrático, que las garantías son para todo el mundo -incluso los criminales aberrantes- no surge que las víctimas deban guardar silencio sobre sus experiencias y sufrimientos”.

Diana Maffía: "Es un llamado de atención poderoso ante la Justicia y la extorsión"

En cuanto al camino desde la agresión hasta la Justicia, Maffía analizó que “el lema de las adolescentes que comenzaron a denunciar los abusos en el rock fue #NoNosCallamosMas, ese desamordazamiento multiplicó verdades experimentadas por muchas, que para tener sanción judicial deben atravesar los procedimientos de una justicia que apenas va cambiando. Porque también se difunden las barreras y el maltrato de quienes toman el camino de desafiar a sus agresores”.

De la denuncia social a la confianza en la denuncia judicial

“Recién en 1994 y por efecto de la Ley de Cupo participaron por primera vez mujeres en la redacción de la Constitución. Como toda herramienta democrática, la ampliación de sujetos que la construyen va implicando cambios en las relaciones de poder. Lo que era pacto de silencio y complicidad dejará de serlo, y la confianza en las instituciones hará que tomen la forma de denuncia formal lo que hoy son denuncias sociales. Como enseñaba la feminista afrocubana Audre Lorde ‘las herramientas del amo nunca desmontarán la casa del amo’. Se trata de pensar una sociedad que distribuya entre todas las personas las herramientas para una justicia sin amos, y sea la casa que nos abrigue sin exclusión, no sólo en términos de género”, concluyó la defensa de género en diálogo con PERFIL.