SOCIEDAD

La toma de Lugano se convirtió en un foco de delincuencia incontrolable

El crimen de Melina frente al predio "Papa Francisco" puso sobre el tapete la realidad de una zona de conflicto en la ciudad de Buenos Aires.

Pico y pala. Uno de los protagonistas de la toma delimitó su terreno y trabajaba el jueves en la construcción de una columna donde instalará su casa.
| JULIO GIUSTOZZI

Melina López, de 18 años, caminaba frente al predio llamado Papa Francisco en Villa Lugano cuando recibió un tiro en la cabeza en un intento de robarle su cartera. La joven murió al instante.

Los vecinos de la zona realizaron una marcha para protestar por la inseguridad, que proviene sobre todo de la toma que comenzó en febrero y ya suma varias denuncias policiales.

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Vecinos de la villa 20 intentaron asentarse y luego de varios días de infructuosas idas y vueltas entre el Gobierno de la Ciudad, los legisladores de la oposición y el Gobierno Nacional, la situación no pudo resolverse.

Clarín informaba hoy que el predio está manejado por una banda de narcotraficantes y ya son nueve las causas penales surgidas tras la ocupación incluyendo un asesinato, dos personas baleadas, un secuestro, venta de armas, abuso sexual y asociación ilícita. 

Carlos Rolero, el fiscal penal de la Ciudad, dijo a Guetap en Radio Vorterix que piden el desalojo inmediato: "Encontramos armas de guerra. La orden de allanamiento fue librada y la Gendarmeria hizo el allanamiento. Se secuestraron itakas, machetes, revólveres".

Por su parte el sacerdote Franco Punturo, en diálogo con la misma emisora dijo que desde la segunda o tercera semana de la toma, "se convirtió en tierra de nadie". 

"La gente que está adentro es la que más está sufriendo. Adentro no quiere entrar nadie, en los asentamientos. Y cuando se libera una zona de esa manera, es el lugar perfecto para que se refugien. No siento ningún apoyo, es un desamparo total", puntualizó el párroco.