En el marco del Día Nacional de la Seguridad Vial, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) publicó los datos preliminares de siniestralidad correspondientes al año 2024. Según el relevamiento oficial, el país registró 4.027 víctimas fatales por siniestros viales, la cifra más baja en más de una década, con una tasa de mortalidad estimada de 8,6 muertes cada 100.000 habitantes.
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El informe fue elaborado por la Dirección Nacional de Observatorio Vial a partir de datos reportados por las distintas jurisdicciones y considera como víctima fatal a toda persona fallecida en el lugar del hecho o dentro de los 30 días posteriores al accidente. En total, se registraron 3.357 hechos viales fatales a lo largo del año.
Desde la Secretaría de Transporte, dependiente del Ministerio de Economía, destacaron que el descenso consolida una tendencia a la baja iniciada en 2018 y que se alinea con lo observado en otros países de América Latina. Sin embargo, especialistas en seguridad vial cuestionaron la calidad de los registros y señalaron que los datos podrían estar subestimados.
Según el informe, las provincias con la mayor tasa de muertes por siniestros viales en relación a su población fueron Santiago del Estero (14,2 por cada 100.000 habitantes), La Rioja (13,8) y Misiones (13,3). Por el contrario, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires registró una de las tasas más bajas del país, con 3,7 muertes cada 100.000 habitantes.
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En números absolutos, la provincia de Buenos Aires encabezó el ranking con 1.231 víctimas fatales, seguida por Córdoba (379), Santa Fe (341), Tucumán (227) y Misiones (191).
El documento también expone que el 52% de los siniestros fatales ocurrió en rutas (28% en rutas nacionales y 24% en provinciales), y que 6 de cada 10 fueron producto de colisiones. Los horarios críticos se ubicaron entre las 6 y 7 de la mañana y entre las 19 y 21 horas, franjas asociadas a la movilidad laboral y escolar.
Respecto al perfil de las víctimas, se mantiene una tendencia histórica: el 78% fueron hombres, mayoritariamente jóvenes de entre 15 y 34 años. Los usuarios de motocicletas representaron el 46% de las muertes. En el norte del país, los motociclistas fueron las principales víctimas, mientras que en la Patagonia predominó la siniestralidad de ocupantes de vehículos livianos.
Pese a los datos oficiales, distintos referentes del sector advirtieron sobre la posible existencia de subregistros. Fabián Pons, presidente del Observatorio Vial Latinoamericano (Ovilam), aseguró que “las estadísticas viales que recopilan las provincias son escasas y de mala calidad” y que “no se realiza un seguimiento adecuado de los casos que no terminan con la muerte inmediata”.
Por su parte, Valeria Unzaga, coordinadora de datos de la Iniciativa Bloomberg para la Seguridad Vial Global, coincidió en que existe un déficit en el procesamiento de la información y destacó la necesidad de mejorar la articulación entre la ANSV y los organismos provinciales.
“Hay que trabajar más cerca de quienes generan los datos, que en muchos casos son las fuerzas de seguridad provinciales”, señaló. También advirtió que la alta mortalidad de motociclistas es un fenómeno creciente en América Latina.
Desde el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi), Gustavo Brambati consideró que la baja en las cifras puede estar más vinculada a la caída en la actividad económica que a una mejora estructural en materia de seguridad vial. “No vemos acciones profundas que justifiquen una baja tan marcada”, sostuvo.
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