Empezaron cuidando su estado físico y se adueñaron de los gimnasios. Siguieron por el pelo y desembarcaron en las peluquerías. Y hasta se les animaron a la cosmética y a los spa. Pero no pararon ahí. Los hombres argentinos, más coquetos que nunca, ya no les temen a las operaciones y también invadieron los consultorios de los cirujanos plásticos. El objetivo: eliminar arrugas, corregir orejas en asa y nariz, quitarse tejido adiposo y hasta reducir tejido mamario.
“ En los últimos cinco años, el crecimiento de cirugías estéticas en hombres fue geométrico. Antes, el ciento por ciento de los pacientes eran mujeres. Ahora entre el 10 y el 20 por ciento son hombres”, afirma Jorge Pedro, especialista universitario en cirugía plástica y miembro de la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires (SCPBA).
La misma cifra aporta Guillermo Flaherty, presidente de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (Sacper). “Hubo un desarrollo de la cirugía estética en general ligado al culto de la imagen. Y los hombres no escapan a estas cosas. Se están sacando preconceptos”, dice.
Para Pedro, dos factores alejaban al hombre de la consulta: el tabú que significaba la estética y el miedo a las intervenciones. Además, tras el descalabro económico de 2001, los honorarios profesionales se pesificaron, se minimizaron los riesgos, y los costos están muchos más bajos. Hoy puede someterse a una cirugía estética gente que antes no podía pagarla, tanto en un hospital público como por intermedio de algún plan de medicina prepaga que la incluya en la cobertura.
El ranking de las cirugías. “Las consultas más frecuentes de los hombres tienen que ver con el contorno corporal y los famosos “flotadores”, comenta Flaherty. La lipoaspiración encabeza el ranking de las operaciones estéticas masculinas. “Hay hombres que, aunque bajen de peso y vayan al gimnasio, no pueden reducir el cinturón, la grasa de los flancos y la región lumbar”, dice Pedro.
A la famosa “lipo” le sigue la blefaroplastia, una operación que elimina las arrugas de los párpados superiores y las “bolsitas” del párpado inferior. “Es una intervención que deja cicatrices mínimas e imperceptibles. Algunos consultan por el lifting, pero no se animan. Y terminan probando con la toxina botulínica”, explica.
Tal vez la más curiosa de las operaciones es la adenomasectomía, es decir la reducción de tejido mamario. Según Pedro, hay dos casos típicos: el de los hombres que fueron mucho tiempo al gimnasio, tomaron anfetaminas o anabólicos y aumentaron la glándula mamaria; o el de quienes la desarrollaron por cuestiones genéticas. “Los hombres llegan con un gran complejo. Son los que van a la playa y no se quieren sacar la remera. En la operación se saca el tejido mamario y se puede realizar con una lipoaspiración del contorno”, explica.
“ Hay un gran capítulo, que es el de la calvicie, en el que hay una demanda muy alta, desde hace muchos años”, apunta Flaherty. En la medida en que se fueron mejorando los tratamientos, cada vez más hombres se animaron a probar soluciones para detener la caída del cabello. El implante pelo por pelo es la técnica más utilizada, que garantiza mejores resultados, sin dejar rastros evidentes.
Las orejas en asa también son el gran complejo de los niños y adolescentes, y pueden ser fácilmente corregidas. Se pueden operar a partir de los 16 años, cuando el chico termina su desarrollo físico y emocional. Con el advenimiento de las técnicas de bypass gástrico o banda gástrica, otra operación solicitada es la dermolipectomía abdominal, que consiste en sacar grandes colgajos de tejido cutáneo y adiposo.
Perfil del hombre coqueto. “Hay cuatro tipos de hombres que se realizan operaciones estéticas: el que vive en el gimnasio y le da mucha importancia a lo estético; el que se separó, se ve excedido de peso, con arrugas, y quiere cuidarse; los mayores de 50, de nivel socioeconómico alto, que se ven arrugados, y los casados, que vienen con su esposa”, resume Pedro.
De las últimas diez liposucciones que realizó Pedro, cinco fueron de hombres; y su costo arranca en los 4.000 pesos. Los machos coquetos pasaron al ataque.