Juntarse alrededor de una mesa para brindar es el máximo clásico de Navidad, fin de año y otras celebraciones. En todo el mundo estas fiestas son sinónimo de reuniones con familia y amigos, usualmente alrededor de una mesa desbordante de comidas y bebidas. Y en nuestras latitudes, la reunión suele ser a máxima temperatura estival. El resultado también es un clásico: al final de la fiesta la balanza acusa varios kilos de más y nuestro metabolismo sufre diversos desarreglos y molestias estomacales.
“Las cenas de Navidad y fin de año son un momento de encuentro, disfrute y felicidad, y una mala relación con la comida puede opacar todas estas hermosas sensaciones. Por eso, alcanzar un equilibrio entre el disfrute y la buena calidad y cantidad de alimento puede permitirnos experimentar el placer de comer, de poder decidir sin obsesiones ni restricciones y de sentirnos bien física y anímicamente”, explicó la doctora Virginia Busnelli, especialista en nutrición con orientación a obesidad. Y la también directora del Centro de Endocrinología y Nutrición Crenyf agregó: “Es una buena práctica tomarse unos minutos para agradecer el encuentro y la comida. Esto es valioso para poder frenar y darse cuenta de lo que tienen enfrente”.
En ese sentido, la experta sugiere un ejercicio: "dejar los cubiertos un ratito, mirar a la gente, reírse, tomar agua y volver a la conciencia del momento".
La mejor calidad de nutrición se apoya en el uso de muchas verduras
Desde el plano estricto de la comida, también rige lo clásico: la mejor calidad de nutrición se apoya en el uso de muchas verduras. “Llenar la mesa de ensaladas de todos colores y servirse un plato lleno para iniciar la noche” es su sugerencia. Otro punto clave: disminuir al máximo el consumo de alimentos ultraprocesados, que suelen tener alta concentración de sodio y grasas.
A la hora de las salsas y mayonesas, siempre elegir las opciones con menor cantidad de grasas. En este sentido sirve reemplazar la crema por quesos blancos descremados, cremas hechas en base a legumbres o, incluso, tofu.
Un punto aparte es el de la hidratación. No hay que olvidar que el alcohol deshidrata, por lo que hay que acompañarlo de mucha agua. De hecho, la mejor opción es dejar las bebidas alcohólicas para los brindis. Obviamente, el conductor designado o las embarazadas no deberían tomar nada.
Por su parte, Natalia Presner, nutricionista y staff de la División Nutrición del Hospital de Clínicas de la UBA, recordó que las épocas de festejos suelen significar comidas con alto aporte de calorías y consumo de bebidas alcohólicas. “Pero la clave para evitar estas situaciones es mantener una alimentación equilibrada, pero permitiéndote algún gusto en los días festivos. Siempre, claro está, sin abusar”.
Lo usual en las fiestas de fin de año es un elevado consumo de alimentos altos en azúcares, harinas, grasas y sal. Todos elementos que no contribuyen a una dieta saludable” sostiene la experta. Y recuerda que estos excesos suelen estar asociados a malestares, como sensación de pesadez, inflamación intestinal, dolor de cabeza y embotamiento. “Ante estos síntomas, hay que hacer un reposo digestivo y una buena ingesta de agua”, recomienda Presner.
La resaca se asocia a síntomas desagradables como náuseas, vómitos, mareos y dolor de cabeza, que pueden surgir después de consumir mucho alcohol. “La prevención implica evitar superar la ingesta moderada recomendada de alcohol”, aseguró la nutricionista.
La clave para pasar unas celebraciones sin malestares estomacales es: una alimentación basada en frutas, verduras, carnes magras, lácteos descremados y cereales, preferentemente integrales. No existe una fórmula especial para combinar las comidas por fuera de esto”, finalizó Presner.
